Grassi acelera inversiones para el relanzamiento de Vicentin

Con el control total de los activos de Vicentin ya formalizado, el Grupo Grassi puso en marcha una hoja de ruta que combina inversiones productivas inmediatas, recuperación de capacidad ociosa y un fuerte foco en volver a los mercados internacionales. La nueva etapa se apoya en una identidad renovada —Nueva Vicentin Argentina— y en la decisión de preservar íntegramente el entramado industrial heredado.

Según explicó a Punto Biz Mariano Grassi, al frente de la nueva conducción, la estrategia descarta cualquier desguace: la compañía seguirá operando sus unidades históricas, entre ellas las plantas de Ricardone y San Lorenzo, ambas clave en molienda de oleaginosas, además del Nodo Norte, que concentra activos vinculados a la industrialización de granos y la producción de bioetanol. “Nos quedamos con Vicentin sin desarmar ningún activo ni ninguna sociedad. Entramos con proyectos que venimos trabajando hace seis años, con los equipos y el respaldo financiero necesarios para avanzar”, señaló.

El primer capítulo del plan apunta a reactivar infraestructura paralizada. En el Nodo Norte, Grassi confirmó que el feedlot que alguna vez perteneció a Friar —hoy vacío y alquilado— será repoblado. “Poblar un feedlot de ese tamaño demanda alrededor de u$s 30 M”, precisó, al tiempo que adelantó que la puesta en marcha comenzará entre febrero y marzo del próximo año. La capacidad proyectada ronda las 35.000 cabezas, lo que permitirá integrar la producción ganadera con el resto del complejo industrial.

En paralelo, la firma destinará entre u$s6 M y u$s8 M para llevar la planta de bioetanol a su máxima capacidad. La inversión, aclaró Grassi, dependerá de si se incorpora o no el suministro de gas, pero permitirá potenciar un esquema integrado que incluye la generación de burlanda, subproducto clave para la alimentación animal y la molienda.

La reactivación productiva se apoya también en acuerdos comerciales y financieros ya cerrados con Cargill y Bunge, con el objetivo de que Vicentin retome exportaciones apenas quede habilitada para hacerlo. El plan contempla operar de manera conjunta todos los activos: el manejo de granos, la molienda en Avellaneda y Ricardone y la planta de Renova, además de analizar un mayor uso de la embotelladora de aceite, proyecto que se discute con Bunge para elevar su nivel de actividad.

“El desafío inmediato es poner todos los equipos operativos lo más rápido posible: integrar los existentes con los nuevos y volver a poner a Vicentin en condiciones de vender al mercado internacional”, resumió Grassi. Con cerca de 1.000 empleados y una estructura industrial intacta, la apuesta del grupo es clara: acelerar inversiones, recuperar volumen y reposicionar a Vicentin SAIC como jugador relevante en la cadena agroindustrial, ahora bajo una conducción que promete ejecución rápida y foco productivo.