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Política

Política santafesina

Ser o no ser reelecto, ese el dilema que falta resolver

Ser o no ser reelecto, ese el dilema que falta resolver
Mauro Aguilar

El peronismo en su conjunto finalmente decidió entrar en la discusión, pero Pullaro deberá convocar a Extraordinarias para tratar de cerrar el debate. 

La política santafesina vivió una semana en estado de ebullición. Lógico: está en juego la reforma de la Constitución provincial. Ningún proceso puede ser sencillo o liviano si se encara un trámite de semejante magnitud, con una espera de sesenta y dos años desde que fue modificada por última vez. 

Las negociaciones, que continuarán la semana próxima y que derivarán –por el corto tiempo que restaba, por lo complejo del asunto y  por los intereses en juego– en un llamado a sesiones extraordinarias, pusieron a todos los partidos en tensión. Hubo quienes le sacaron provecho al asunto. Varios que debieron ceder. Derrotados y triunfadores. De todo para una de las semanas con más rosca de los últimos meses.

Unidos, la coalición oficialista, parece encaminarse finalmente a cumplir el objetivo que se propuso hace algunos meses: cerrar el año habiendo obtenido las reformas jubilatoria, judicial y una ley que permita reformular la Carta Magna. Dos de ellas están cerradas. Ya está hecha la convocatoria para tratar la tercera. Sólo restan formalidades. Para empezar, que Maximiliano Pullaro llame a sesiones extraordinarias, algo que se concretará en los primeros días de la semana luego de que la Legislatura lo solicitara formalmente el viernes pasado. 

El gobernador es uno de los que tuvo que ceder en su intención original de no mostrarse como partícipe del proceso. Aun cuando es evidente su deseo de que el trámite se apruebe, pretendía exhibirse prescindente frente a un tema que el ciudadano común advierte lejano para sus intereses y necesidades. Creyó que podría lograrlo, pero parte de la oposición evaluó que era inaceptable permitir una trámite exprés, sin debate, y estiró los tiempos, obligándolo a involucrarse.

Hay múltiples cuestiones que buscarán introducirse en la nueva Constitución. Pero una lo incluye directamente y es la posibilidad de que sea reelecto. Aquí vale la pena detenerse, porque es un punto que ha frustrado otros intentos reformistas encarados por gobernaciones del peronismo y del socialismo. Habrá que ver cuál es la versión que puedan consensuar los legisladores entre los nueve proyectos que tienen estado parlamentario. Entre el lunes y el miércoles van a encarar esa tarea. La intención de incluir esa modificación, con la chance para que se habilite un segundo mandato, está. El punto es si se le permite o no a Pullaro ser quien la inaugure. 

Un bloque que muestra su apertura dialoguista, que ha colaborado con el oficialismo y que por eso mismo fue visto con mala cara por sus compañeros de partido y por sectores de la oposición, es el que encabeza Omar Perotti. Sin embargo, en Hacemos Santa Fe ya avisaron que de ninguna manera acompañarán la posibilidad de que Pullaro quede habilitado para competir por la Casa Gris en tres años. Habrá que ver allí la capacidad de construcción y de maniobra que tiene el oficialismo para imponer esa arista en el debate. Todo forma parte de lo que se negociará en los días por venir. 

Dentro de Unidos se expuso, en la reunión que mantuvieron sus popes esta semana, cierto cortocircuito con los tiempos de la reforma. El socialismo fue presionado para que acompañara un intento por resolver el tema en ordinarias, tal como lo pretendían los radicales y el propio Pullaro. 

El socialismo no quería apuros. Entendía que los tiempos eran cortos y que debían darle espesor político a la aprobación con el acompañamiento de distintas fuerzas. Algunos siguen pensando, incluso, que el proceso tiene sus riesgos. Se recuerda: lo que ahora se debate, y que requiere el respaldo de las dos terceras partes de ambas Cámaras, es la ley de necesidad de reforma. Es la habilitación para desembocar en una elección de 69 convencionales constituyentes que son los encargados de debatir y de afinar la letra del nuevo texto. Esa compulsa, que se daría en las urnas junto con los sufragios provinciales del año próximo, supone escenarios en los que el oficialismo puede tener duros oponentes, como La Libertad Avanza o Amalia Granata. Pero esa es una historia para tratar en el futuro. Lo cierto es que el socialismo finalmente vio que su deseo de esperar, de abrir el debate y macerar el asunto, se impuso naturalmente. 

El peronismo hizo valer su histórico peso para frenar el tema por unos días. Logró, entre otras cosas, obligar a Pullaro a involucrarse en la partida. El PJ, en un tiempo de complejidades varias, con una dispersión de la que no logra reponerse, al menos puede celebrar que firmó un comunicado donde hablaba de una reforma “apresurada e inoportuna”, con “una avanzada autoritaria y de perpetuación en el poder que sólo busca la auto reelección del actual gobernador”, y fue consecuente con ese discurso negándose a avanzar en las sesiones ordinarias. Negoció en el mientras tanto, aceptando algún convite para darle marco institucional al asunto, pero se mantuvo en su idea de no acompañar a las apuradas. El logro fue contener incluso a quienes tienen un canal abierto con el Gobierno, como es el caso de Perotti. El peronismo logró darle valor al partido y a los votos que puede aportar. 

Distinto es el caso de Amalia Granata, que al menos en este debate quedará bastante sola. Dura con la idea, irónica, de lengua filosa, aparece como descolocada en una mecánica que la rodea, que no acepta y que dice repudiar. Quizás lo que puede ser leído como una derrota la beneficie en las urnas: una porción del electorado, que ya no cree en los modos tradicionales de la rosca, la seguirá acompañando. Cuánto podrá hacer con eso depende, en buena medida, de ella misma.  

La semana próxima la ex conductora y modelo volverá a exhibirse como la más férrea opositora. Quedará bastante aislada, acompañada apenas por los suyos y por un grupo de bloques unipersonales. Unidos empieza a contar votos y se entusiasma con lograr un texto que pueda ser avalado, además de por los integrantes de la mayoritaria bancada oficialista, por el perottismo, por dos legisladores del Frente Amplio por la Soberanía y por un justicialista –José Luis Piedrabuena– que juega desde hace tiempo cerca de las propuestas del oficialismo. Eso, cuanto menos. Suficiente para avanzar con la tercera gran reforma que se propuso para su primer año de gestión. La reelección de Pullaro es la frutilla del postre. El oficialismo quiere darse todos los gustos y confían en que también podrá tenerla. 

 

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