“La tecnología tiene que ayudar a que las personas coman mejor”

Punto biz festejó sus primeros 20 años con la realización de un documental, dirigido por el reconocido Héctor “Nene” Molina, que repasa en relatos la experiencia de 20 empresarios y emprendedores que marcaron el rumbo de los negocios en estas dos décadas. En esta oportunidad, Adolfo Rouillón, CEO de Frizata cuenta el plan de la foodtech para “intentar achicar la brecha en el acceso a la comida”. Mirá el video.

Adolfo Rouillón es uno de los CEO de Frizata, primera empresa 100% digital del sector de la alimentación y foodtech de marca vertical, es decir, se ocupa de la fabricación, la comercialización -exclusiva, a través de su propio sitio y app-, la distribución y la atención al cliente. Venden productos congelados y apuntan al mercado flexitariano y la industria no meat. Con planta en Argentina y participación en el mercado brasilero y otros puntos del Cono Sur, ahora iniciaron su plan de expansión por Estados Unidos, y tienen en miras hacer lo propio en Europa. Rouillón, que fundó la empresa junto a su socio, José Robledo, sostiene que su firma “intenta achicar la brecha en el acceso a la comida”, uno de los desafíos de la industria de la alimentación a futuro.

“Ante un consumidor cada vez más exigente, buscamos ser una marca que innove y tenga calidad pero que, a la vez, sea accesible”, resumió. Hoy, su modelo de negocio implica mantener una relación directa con el consumidor a través de su plataforma de ventas (frizata.com), pero además hacen uso del big data, leen los comentarios de los consumidores en redes y conversan directamente con ellos. Así, aseguran, pueden realizar mejoras en los productos que lanzarán e identificar tendencias. Como buen empresario que arrancó siendo emprendedor, el CEO de Frizata sigue en contacto con ese mundo: es miembro del directorio de Endeavor Argentina. Sobre emprender, dijo: “Rosario es un mercado chico. Si tenés grandes aspiraciones, hay que mirar hacia afuera”. 

El recorrido

Antes de comenzar con Frizata, Rouillón y Robledo ya tenían historia, porque se conocieron cuando estudiaban Administración de Empresas en la Universidad Austral de Rosario. “Siempre fuimos muy apasionados por la tecnología; de hecho, la primera compañía que fundamos en 1996 con dos socios más era de desarrollo de software”, contó. Amtec llegó a tener 300 empleados y operaciones en Argentina, Brasil y Chile. En 2006 pasó a manos de Neoris. Después empezaron a escribir otra historia: “Quisimos volver a emprender así que compramos Congelados del Sur, una pequeña empresa que hacía pizzas”. Ese fue el puntapié para construir lo que hoy es una compañía revolucionaria en el mercado de la alimentación de Argentina. De los intentos fallidos también supieron extraer oportunidades. Por ejemplo, en algún momento intentaron crear una marca para desembarcar en supermercados, pero no pudieron contra la competencia. Sin rendirse, armaron un buen equipo, aplicaron innovación y se diversificaron: empezaron a producir milanesas de soja y varios productos congelados.

Cuando se consolidaron, aparecieron los grandes súper pidiendo que produzcan para ellos. Trabajaron para Jumbo, Walmart, Carrefour, Día y Coto. Más adelante hicieron lo propio con algunos pesos pesados de la alimentación como Paladini, Swift, Grido y McCain. “Rápidamente nos enfocamos en un modelo de negocio de producción para grandes marcas. Ellos hacían la distribución y la venta y nosotros teníamos la innovación y la manufactura. Así funcionamos por una década, hasta que decidimos frenar para ver por dónde continuar”, relató el CEO. Encontraron la clave en la aplicación de tecnología. “Usamos materias primas de calidad, y sumamos tecnología y marketing. Agregamos valor y abrimos la exportación”, detalló.

El último gran paso lo dieron hace cuatro años, cuando pasaron de la marca Mondo Frizata a la renovada Frizata, “la versión más tecnológica”, y construyeron una relación directa con el consumidor, a través de la comunicación, la web y la logística propia. Rouillón admite que hace cuatro años la empresa era otra: “Fuimos probando procesos y productos. Llegar con una logística de frío controlado hasta la puerta de la casa de miles de clientes fue un desafío tecnológico. Empezamos con 17 productos y hoy tenemos cerca de 90. Salimos a probar suerte por fuera de Rosario y nos instalamos en Buenos Aires, Córdoba y San Pablo, Brasil”, enumeró. La pandemia les jugó a favor y tuvieron un crecimiento explosivo. Hoy están en plena expansión