Sin inversiones ni proyectos el Puerto de Rosario se cae a pedazos

Tras permanecer varios años dentro del freezer, un desmoronamiento que ocurrió este martes en las instalaciones del Puerto de Rosario sirvió para revelar la deplorable situación que atraviesa la terminal multipropósito, que sólo opera en el 40% de su capacidad instalada. 

El tema explotó a la par de un conflicto entre el concesionario del puerto, Terminal Puerto Rosario (TPR) y los trabajadores agrupados en el Supa, que permanecieron suspendidos días atrás y ven peligrar sus fuentes de trabajo, al tiempo que cuestionan a la empresa por impulsar un cortocircuito para renegociar el contrato que lo liga a las terminales multipropósito. 

Las autoridades del público-privado Ente Administrador de Puerto de Rosario (Enapro) evitaron en las últimas horas dialogar con Punto biz, pero deslizaron en off de récord al diario La Capital que el organismo de contralor intimó en “reiteradas oportunidades” a TPR por incumplimientos del contrato. Esa confidencia fue el primer gesto público del Enapro para con su concesionario principal (las instalaciones granarias son explotadas por Servicios Portuarios) luego de una auditoría en el comienzo de su gestión en diciembre de 2019, cuyos resultados revelaron desmanejos en la conducción anterior en relación al concesionario y desacreditaron un pre acuerdo de renegociación del contrato con TPR.  

Luego vinieron dos años y medio de gestión y el Enapro, cuya presidencia responde al gobernador Omar Perotti pero en cuyo seno también participan autoridades municipales y entidades empresarias ligadas a la actividad, no volvió a poner en la escena pública ni las cuestiones contractuales y de inversiones de fondo ni las del día a día en materia de inversiones corrientes que debe efectuar el concesionario.

Las inversiones portuarias en la Argentina se llevan adelante por un mix de aportes públicos y privados. En la década pasada con Miguel Lifschitz como gobernador y Cristina de Kirchner como presidenta se llegó a discutir un plan de inversiones públicos y privadas para llevar a cabo las obras de fondo en el espacio portuario, una playa en la zona de la laguna y una nueva terminal en la zona del Mangrullo. Pero la nueva gestión encabezada por Guillernmo Miguel supeditó cualquier nuevo paso a seguir a los resultados de una consultoría que recién se estará expidiendo para finales de este año.

A partir de allí el eje de la actividad portuaria entró en punto muerto. Sus autoridades se concentraron en administrar el espacio de La Fluvial -un negocio inmobiliario-, y en la concesión del servicio de lanchas de pasajeros hacia la isla -un negocio turístico-. A punto tal que cuando el subsecretario de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante de la Nación, Leonardo Cabrera, disertó en el Encuentro Argentino de Transporte Fluvial realizado a principios de mayo en Rosario, detalló la inversión del gobierno nacional para respaldar la actividad portuaria, se supo que $200 M habían ido a fortalecer las instalaciones de la Ciudad de Santa Fe, otro tanto las de Reconquista y unos $400 M las de Rawson, pero a Rosario se le había destinado cero peso. 

Consultado en aquella ocasión por Punto biz Cabrera, reveló que su cartera tenía reservados $500 M para Rosario. Renglón seguido, cuando se lo consultó al presidente del Enapro, Guillermo Miguel, admitió que no estaba al tanto ni sabía decir para qué se podría llegar a aplicar ese desembolso. Quedó claro: las inversiones portuarias no están en la agenda. Esa situación -contada por Punto biz- fue la comidilla del encuentro portuario e incluso detonó pocas horas después una crítica del senador nacional Marcelo Lewandowski, quien planteó tras reunirse con las autoridades del Enapro que “el puerto de Rosario debe estar ligado a la producción y no a la diversión ni a los negocios inmobiliarios”.