Cinco cosas para evitar (y dos para hacer) al momento de iniciar una conversación

Para miles de personas en el planeta, hacer conversación con una persona desconocida puede convertirse pronto en una situación incómoda, estresante y, probablemente desastrosa. 

En la realidad; en la vida y en los negocios, las conversaciones son los vehículos en donde se crean las relaciones; y las relaciones abren cualquier cantidad de puertas a lugares inesperados; no solo de negocios, sino profesionales y personales. 

Estas son cinco cosas para evitar (y dos para hacer) al momento de iniciar una conversación:

Cuatro cosas para evitar

1. El reporte del tiempo

La conversación sobre cosas evidentes o no importantes no aporta absolutamente nada. Son comentarios vacíos e indeterminados, diseñados únicamente para llenar el espacio y reducir la incomodidad. En ambos objetivos, fallan miserablemente.

2. Temas complejos o controversiales

Nadie quiere llevar a cabo la conversación más profunda de su vida, o hablar de temas complejísimos y densos, cada vez que se cruza con alguien en la cafetería. Es solo una conversación, no la inquisición. Evitá temas que puedan ser controversiales o de mal gusto, como política, religión, sexo.

3. Comentarios invasivos

No todas las personas tienen el mismo tipo de humor y de gusto; tené mucho cuidado con los comentarios personales que puedan resultar invasivos, incómodos o hasta ofensivos. 

Jamás comentarios sobre el peso o la edad. Tampoco asumas cosas de las que no tienes certeza. Por ejemplo, si un hombre mayor se acerca con una joven, no asumas que es su hija: podría ser su esposa y se ofendería si le hicieras un comentario desatinado. Simplemente presentate, y dejá que ellos se presenten.

3. Intentos de escape

Es sencillo tratar de evitar la conversación a toda costa; concentrarte en tu teléfono y hacer como que la otra persona no existe; mirar al infinito o hacer una llamada falsa. De hecho, el clásico “¿Cómo estás?” suele ser un escape instantáneo: es una señal que damos y que indica que queremos que esa conversación se acabe de inmediato.

Dos cosas para hacer

1. Prestá atención

Digamos que estás en la oficina de un cliente, o del director de tu empresa. Tal vez haya algunas fotografías, diplomas, adornos o libros visibles que puedan ser la base para realizar una pregunta que inicie la conversación.

Pero cuidado: no aprovechés la conexión para hablar de vos mismo. Permití que las personas hablen de ellas y mantené una escucha activa para poder continuar la conversación. Nada es más desesperante que hablar cuando el otro no está escuchando.

2. Hacé muchas preguntas

La clave de la conversación es hacer muchas preguntas. A las personas les gusta hablar de sí mismas, de las cosas que les gustan y les interesan. Lo mejor es hablar un máximo del 30% del tiempo y dejar que otros hablen el resto. 

Hacé preguntas inteligentes y dirigidas, dependiendo del lugar y la persona; que no sean invasivas ni personales, ni tampoco preguntas cerradas (que se contestan con un sí o un no, o un "bien" a secas). En cambio, hacé preguntas amables, positivas y abiertas. 

Tratándose de primeras conversaciones o pequeños encuentros, dejá que la otra persona se lleve toda la atención. Las harás sentirse bien consigo mismas y, como resultado, buscarán tu compañía más a menudo.

Aunque parezca contradictorio: el mejor conversador es el que menos habla.