La Generación Z empuja la transformación digital en las pymes familiares 

Que la tecnología ha dejado de ser una opción y es ahora la columna vertebral de las organizaciones es algo que ya no sorprende a nadie. Sin embargo, en muchas PYMES, este cambio no ocurre de manera uniforme, debido a que las generaciones al mando de las decisiones operan con distintas visiones sobre el mundo digital. 

Según un artículo publicado por la CAME (Cámara Argentina de la Mediana Empresa), el 80% de las pymes en Argentina y en el mundo son de origen familiar. Por otra parte, solo 20 de cada 100 nuevos emprendimientos logran superar la barrera de los dos años de existencia. Si bien el tema de la unidad familiar es clave y no debe ser minimizado, también es urgente poner el foco en la transformación digital y darle espacio a las generaciones más jóvenes, quienes sin duda tienen mucho para aportar en este terreno.

En su libro Turbulencia Generacional (2011), Paula Molinari señala que en las empresas familiares conviven entre cuatro o cinco generaciones: los “Tradicionalistas” (nacidos entre 1900 y 1945), los Baby Boomers (1945-1964), la Generación X (1964-1980), los Millennials (1981-2000) y, desde hace pocos años, los Centennials o Generación Z (1994-2009). Si bien al momento de publicar su libro, Molinari no profundizó mucho en los Z debido a que su inserción en el ámbito laboral aún era muy reciente, hoy sabemos que tienen características muy particulares. No son ni mejores ni peores que otras generaciones: son distintos. Y lo mejor que pueden hacer las organizaciones es darles lugar, permitiendo que su energía y su visión del mundo inyecten sangre nueva en el negocio.

Si para la Generación X el conocimiento se encontraba en las colecciones de enciclopedias, y leerlas era sinónimo de saber y cultura, para los Millennials la Encarta era lo más moderno y parecido a eso. Para la gran mayoría de los Z, en cambio, todo eso es súper aburrido. Ellos prefieren acceder a la información de manera más rápida: TikTok o preguntar a ChatGPT son sus recursos de cabecera. Los Z son curiosos por naturaleza, se llevan excelentemente bien con la tecnología, y creen en el poder de los proyectos colaborativos, en todo lo que los haga sentir que son parte de una “comunidad”. 

Prefieren consumir contenido como videos o audios cortos, y a menudo lo aceleran para optimizar su tiempo. Si tuviéramos que describirlos en pocas palabras, diríamos que son innovadores, ágiles y equilibrados respecto de su vida online y offline. Priorizan además todo lo que tenga que ver con el concepto “mobile first”. En otras palabras: su teléfono es una extensión de sus cuerpos. 

Gonzalo Ruzafa, CEO de Adhoc, dice estar muy entusiasmado con los jóvenes que están entrando al mercado laboral: “nos desafían todo el tiempo, no les importa si quien está frente a ellos es el CEO de una empresa o su mejor amigo: a ambos le van a hablar con transparencia y de manera directa, y creo que eso es mucho más valorable que lo que nos pasaba a nosotros, que al entrar al mercado laboral teníamos que ver de qué manera decíamos las cosas para no herir susceptibilidades, o no llegar a decir algo que a nuestros jefes no les gustara escuchar”. Por su parte, Gioia Morlachetti, líder del área de Consultoría, resalta: “Los Z demandan flexibilidad y estiman mucho las relaciones basadas en la confianza. Hay veces que alguien de mi equipo me dice ‘mañana voy a llegar a media mañana porque voy a acompañar a mi abuelo al médico’, por ejemplo, y nos organizamos

para que pueda estar haciendo eso que para ellos es importante, sin que eso impacte en la operatoria habitual ni les genere estrés o sentimiento de culpa por no estar en la oficina. “Luego ese colaborador valora mil veces ese gesto genuino, y su compromiso con la empresa es total, porque sabe que es parte de un equipo realmente humano”, resalta Morlachetti. 

Los Z incomodan y nos hacen pensar fuera de la caja. Desean demostrar que son capaces y están a la altura de los desafíos. Los más grandes y experimentados dentro de las pymes suelen ser más reacios a la digitalización, viendo a las nuevas tecnologías como una amenaza o una complicación innecesaria, pues para ellos siempre hay otros temas más urgentes. 

Los más jóvenes, por su parte, la consideran algo inevitable, urgente y clave para jugar en el terreno donde juegan las grandes ligas, mientras que muchos adultos temen que la innovación tecnológica desestabilice el (muchas veces aparente) orden establecido. Como podemos ver, este proceso no solo se enfrenta a barreras tecnológicas, entendida como la falta de adopción de tecnología, sino también a profundas diferencias culturales dentro de las propias organizaciones. 

La combinación de la madurez y el expertise de los mayores, junto con la audacia e innovación de los más jóvenes, podría ser la clave para que las empresas den un salto de calidad significativo en la adopción de nuevas tecnologías. 

“Cuando tenemos reuniones con potenciales clientes para la implementación de Odoo by Adhoc, generalmente quienes coordinan y solicitan las demos son jóvenes sub 30”, sostiene Lucas Viñas, Sales Executive de Adhoc, quien además agrega: “Aparecen en búsqueda de soluciones innovadoras, intentando romper con el status quo y mejorar los procesos actuales de las organizaciones donde trabajan incorporando tecnología. Pero cuando llega el momento de avanzar con la adquisición del producto, son sus padres quienes usualmente deben dar el visto bueno, y por lo general eso no sucede. Son los adultos quienes, generalmente, se muestran más reacios al tema, porque abrazar ese cambio implica un proceso de transformación digital al que consideran como una amenaza. Esto impide cualquier avance significativo.”.

Lucas recuerda que hace unas semanas tuvo una videollamada para presentar el producto a un cliente potencial. Al iniciar la llamada, quien se unió fue Nicolás, de unos 27 años. “La reunión fue excelente”, recuerda Lucas. Sin embargo, al hacer el seguimiento de la misma, una semana después, Nicolás le respondió: “¡Me pareció todo espectacular! Lo único es que necesito más tiempo para convencer a mi papá. 

La transformación digital se convertirá en un requisito básico para sobrevivir en un mercado cada vez más globalizado, competitivo y tecnológico. Según uno de los últimos informes de la CACE (Cámara Argentina de Comercio Electrónico), uno de cada cuatro pesos que se gastan en Argentina, se hace por el canal online. La facturación del sector durante el primer semestre del 2025 se incrementó en un 79% respecto al mismo período del año anterior, indicó la CACE. Y este crecimiento, con sus altibajos, viene sucediendo durante los últimos años. El comercio electrónico va in crescendo en todo el mundo. 

Ya lo decía Aristóteles hace 2300 años: “la única verdad es la realidad”. Y la realidad hoy es ineludible: la transformación digital no espera a nadie. Las PYMES que logren unir la experiencia de los mayores con la energía y la mirada digital de los jóvenes no solo sobrevivirán: serán las que lideren el cambio. El futuro no es generacional, es colaborativo.