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Bodega rosarina se abre paso en el mundo con sus vinos orgánicos

Bodega rosarina se abre paso en el mundo con sus vinos orgánicos
Patricio De Gaetano

Exporta a 11 países y compite codo a codo con productores de primer nivel.

En los últimos años se registra un creciente interés por los vinos orgánicos en Argentina y en distintas partes del mundo. Aunque sólo una pequeña proporción de las bodegas en el país produce vinos de este tipo, la demanda está en aumento, tanto a nivel local como internacional. Incluso los productores afirman que los consumidores están dispuestos a pagar un precio más alto por un producto certificado orgánico. En Rosario tiene sede comercial una de las cuatro bodegas certificadas en el país: Bodega Araujo, y recientemente su director, Carlos Araujo, fue distinguido por el Concejo de de Rosario con el Diploma de Honor.

“Somos una empresa vitivinícola con sede en Rosario y con bodega situada en Villa Atuel, Mendoza. Contamos con certificación B, un certificado otorgado solo a empresas que cumplen con ciertos estándares en cuanto a su compromiso con el medio ambiente y la sociedad”, indicó a Punto biz Carlos Araujo y al mismo tiempo afirmó que se trata de un negocio que cada vez gana más terreno en la Argentina.

"Producir orgánico es muy difícil porque se suprimen totalmente los pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales, para asegurar un proceso 100% genuino", explicó y comentó que el caso de su empresa “comenzó como una iniciativa propia, motivada por el cuidado del medio ambiente y la búsqueda de ofrecer un producto saludable”.

En la actualidad, existen alrededor de 2.000 bodegas inscriptas en Argentina, de las cuales sólo unas 80 producen vinos orgánicos. La producción de este tipo de bebida requiere un proceso complejo que implica un mayor costo y una mayor dedicación por parte de los productores. Sin embargo, según Araujo, notan que en muchos casos los consumidores están dispuestos a pagar un 30% más por un producto orgánico y con más razón si cuenta con certificación.

“La tendencia hacia el consumo de productos orgánicos no es exclusiva de Argentina, en todo el mundo los consumidores están preocupados por el impacto ambiental de la producción de alimentos y bebidas”, afirmó el empresario y señaló que la compañía “está dentro de un cambio en el paradigma de consumo que se está dando en la sociedad”.

“Cada vez son más quienes se interesan por el origen de los productos que consumen y que buscan productos que sean producidos de manera sustentable”, apuntó y añadió: "El público joven es más curioso por su alimentación y está interesado en saber qué come o bebe, se preocupa más por el origen de la producción. Por eso decimos que el negocio está en pleno auge".

En cuanto a la calidad de los vinos orgánicos comparado con los de producción tradicional, Araujo indicó que gracias al avance de la tecnología ya prácticamente no existe una diferencia notable en comparación con el resto de los vinos. "Al principio cuando empezaron a salir los primeros vinos orgánicos había muy pocos estudios en términos de Ingeniería Agrónoma y en cuestiones enológicas que hacían que un producto orgánico durara muy poco en la botella. Hoy con el avance tecnológico, un orgánico es prácticamente igual a uno convencional. Es muy difícil encontrar diferencias", sostuvo el responsable de la bodega. “Lo que tiene el mundo orgánico es que son cada vez más las bodegas que se meten a competir,  porque casi no hay diferencias”.

En la gama de precios tampoco hay grandes disparidades. “La calidad del vino no tiene que ver con si es orgánico o no, sino con los procesos. Tenemos vinos orgánicos de 12 o 18 meses en barrica de roble francés y también tenemos varietales jóvenes. De esa manera, hay vinos que cuestan entre $2.000 o $2.500 y otros, más sofisticados, que se consiguen por $15.000 la botella”.

En la actualidad, Bodega Araujo exporta a 11 países del mundo entre los que se destacan Estados Unidos, Perú, Paraguay, Alemania, Holanda, Francia, Italia, entre otros. “Hay muy pocas bodegas certificadas orgánicas en el mundo, no deben pasar las 15. Ese es nuestro fuerte”, afirmó el director.

En un acto realizado hace pocos días en el “Salón Puerto Argentino” del Palacio Vasallo, el Concejo de Rosario le otorgó Diploma de Honor a Carlos Araujo, tras lograr la certificación de Empresa B, llegando a ser en la actualidad una de las cuatro bodegas argentinas con esa distinción que premia las compañías que manifiestan preocupación por el cuidado del medio ambiente, su impacto social y a la vez sostienen un proyecto rentable económicamente.

“Nunca nos imaginamos la repercusión que tuvo esta distinción. Estamos dentro del sistema B y lo que pensamos todo el tiempo es que queremos hacer dinero, pero que eso no signifique dañar al medio ambiente. Si podemos no lastimar al medio ambiente mejor y si podemos colaborar con la comunidad, mejor todavía”, concluyó Araujo.

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