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Economía

🔒Se liquidó todo

Ni las máquinas: el presente de una planta que supo liderar su segmento

Mefro Whells supo liderar su segmento y hoy está desmantelada.
Patricio Dobal

La fábrica al momento de su cierre tenía más de 170 empleados y hoy está en ruinas.

El dato no es antojadizo. En la última década fueron casi 50 las empresas autopartistas que terminaron cerrando en la Argentina y la estadística refleja un fenómeno que se repite en otras ramas de la industria. Las terminales automotrices dependen cada vez menos de proveedores argentinos pese a ensamblar en el país vehículos que le entregan luego al mundo. En esa lógica entró la planta rosarina de la compañía de origen alemán Mefro Wheels que pese a un plan de salvataje terminó cerrando.

Circular por la zona de avenida Ovidio Lagos al 4.400 significa identificar el contraste con un pasado de esplendor. En la planta de Mefro Wheels Panamericana antes del cese de operaciones trabajaban 150 operarios. Hoy el lugar luce en estado de abandono. Las puertas cerradas y dentro de la planta ni una sola máquina.

La novedad alrededor de la unidad productiva es que se terminaron de vender las máquinas con las que se fabrican las llantas de chapa que surtían a prácticamente todas las terminales del país. En el negocio participó la firma Rogiro Aceros que adquirió el paquete de bienes de capital de la fábrica antes de la irrupción de la pandemia.

Mefro Whells supo liderar su segmento y hoy está desmantelada.

“El equipamiento se vendió a industriales que manifestaron tener la voluntad de operar en el mercado de los repuestos. De todas maneras no fue el mejor negocio. En estos casos siempre terminan por caerse los precios”, indicó a Punto biz, Néstor Rozín, el titular de la firma que adquirió el equipamiento, lo puso a punto y lo volvió a vender.

Así, los últimos vestigios de la fábrica se fueron a naves industriales en Firmat, Solidini, Pérez y a una planta en San Luis.

El ocaso de Mefro Wheels parecía signado cuando en 2016 terminó produciendo 300.000 llantas, nada más y nada menos que la mitad del stock producido el año anterior. La apertura de las importaciones motivó a las terminales a proveerse de llantas del exterior y la migración hacia las llantas de aleación sentenció el negocio de la fábrica de la zona sur rosarina.

La falta de renovación tecnológica conspiró contra la filial local de la firma alemana que había decidido importar la mercadería que no podía producir en Rosario por falta de equipos. Después de una serie de conflictos que se profundizaron sobre el fin del año 2016 ante la menor entrega de materia prima para procesar, la planta cerró definitivamente sus puertas y despachó telegramas de despidos en febrero del 2017. El plantel laboral se enteró de la decisión en la mañana cuando concurrieron a su lugar de trabajo.

Mefro Whells supo liderar su segmento y hoy está desmantelada.

A partir de ese momento se inició un largo proceso de negociación que derivó en que la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) acordara con el Ministerio de Trabajo de la provincia poner la fábrica en funcionamiento. El esquema derivó en la resignación de los sueldos del personal para la adquisición de materia prima. La solución no tardó en eclosionar.

Al año del cierre irrumpió la autopartistas Cirubón, del empresario Ricardo Cicarelli. Con la promesa de reactivar la fábrica y reincorporar a 90 trabajadores, el industrial alquiló las instalaciones a los dueños alemanes pero la experiencia tampoco caminó. Sin mercado para colocar las llantas y lo que es peor, sin capital de trabajo propio para generar el flujo de operaciones necesario, Cicarelli pretendió que el Estado le aportara fondos para mover la rueda. Lo que terminó haciendo el dueño de Cirubón es tomar a los empleados de menor antigüedad y los transfirió a su propia planta en el Parque Industrial Alvear.

Al cabo de 6 meses, Cicarelli avisó a la jueza civil y comercial María Luisa Beduino que atiende el concurso de acreedores de Mefro Wheels la decisión de dejar de arrendar la planta. Así, la suerte de la planta de la zona sur estaba decretada.

Ya en medio de la pandemia, en septiembre de 2020, el dueño de Cirubón entraba en convocatoria de acreedores argumentando la necesidad de sanear un pasivo que se había transformado en incontrolable ante, según los titulares de la firma argumentaban, el corte de la cadena de pagos por imperio del covid 19.

De nuevo en el terreno de Mefro Wheels y como ocurre con otros espacios con origen industrial ahora rodeados de zonas residenciales, es poco probable que en la superficie de planta puedan volver a instalarse otra vez equipos de producción fabril. En todo caso el inmueble, de resistir una demolición, puede servir como depósito.

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