La Siberia se puso cara para empresas de biotecnología

Cuando el Estado nacional cedió en comodato el lote que hoy ocupa Indear en el Centro Científico Tecnológico que el Conicet Rosario tiene en la zona de la Siberia, el desarrollo biotech en la región estaba en ciernes y la superficie dedicada a investigación y desarrollo (I+D) parecía inicialmente ociosa. La realidad de hoy es totalmente opuesta.

En manos del holding Bioceres -principal accionista de Indear- y con el contrato en comodato de Nación todavía vigente, es el grupo empresario cuyo CEO es Federico Trucco quien determina el esquema de alquileres del complejo de laboratorios, oficinas e invernadero orientados a las ciencias de la vida. Al respecto hay versiones que hablan de subas de hasta el 60% en dólares en un año para startups que en algunos casos están invertidas por la propia Bioceres, aunque desde el conglomerado empresario lo niegan. 

Lo que sí admiten es la creciente demanda por espacios y la falta de m2 para satisfacer los requerimientos, hecho que termina por encarecer los contratos de alquiler. “La suba no creemos que haya sido del 60% en dólares, aunque cada contrato se negocia entre partes. El edificio de Indear es un sitio privilegiado que por un lado debe satisfacer necesidades de empresas del grupo que están creciendo fuerte y por eso se reduce el espacio”, confirmaron a Punto biz desde el área de Comunicación Corporativa de Agrality, otra de las firmas de Bioceres, en este caso la que se encarga negociar los alquileres del edificio de la Siberia.

Respecto de las startups que han dejado el campus de calle Ocampo al 200 bis se destaca Bioheuris, la firma dedicada a la edición génica de especies vegetales que fichó superficie en la Zona i del Polo Tecnológico. Lo cierto es que la chance de dejar el complejo de Indear está incluso en análisis para compañías que forman parte de Bioceres a quienes el holding ni siquiera les ofrece una tarifa diferencial.

Desde el área de Comunicación Corporativa de Bioceres aseguran que el fenómeno está asociado a un problema de crecimiento, hecho que demuestra que la impronta bio está en alza en la región. Desde la compañía enumeran que en el edificio de de Indear opera la administración de Bioceres, el fondo SF500 donde ya se desempeñan 35 personas y exponen que en el invernadero no cabe una planta más y lo mismo ocurre con los laboratorios.

Se trata sin dudas de un cuello de botella. “Si todas las compañías del holding crecen un tercio tal como se está pronosticando realmente nos quedamos sin espacio. Es un desafío que nos está haciendo pensar en la necesidad de fichar nueva superficie”, mencionan en los pasillos del edificio de Indear.

Por lo pronto desde el Grupo Bioceres aseguran que aunque con precios actualizados en dólares la demanda sigue activa. “Estamos reduciendo al máximo nuestros espacios para que puedan ingresar más empresas”, exponen.

Oferta chica

Al margen de la capacidad restringida de Bioceres para alojar más emprendimientos del rubro biotecnológico. La dificultad se profundiza al momento de alzar la mirada para identificar más áreas de laboratorio en Rosario y la región. Es que si bien hay interés provincial y del propio Polo Tecnológico para poner en valor lo antes posible uno de los pabellones todavía ociosos en la Zona i con destino a empresas vinculadas a la ciencias de la vida, lo cierto es que el sector en cuestión no se encuentra operativo aún. 

Bioheuris en cambio logró fichar un área en uno de los dos edificios ya reciclados y originalmente destinados a firmas tech. La novedad allí es que el plan es subalquilar muchas de las oficinas que hoy están libres algunos días producto del auge del homeoffice.

Otro espacio perfilado para recibir emprendimientos biotech es el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Ambiental, Química y Biotecnología Aplicada (Ingebio) de la Universidad Católica (UCA). Allí la empresa Inmet del Grupo Bioceres instaló una planta piloto y todavía quedan algunos sectores disponibles, aunque no hay chance de instalar por caso un invernadero.

Los representantes de Bioceres mencionan que "la falta de espacio para la biotecnología es un fenómeno nacional. Pasa en Capital Federal y Gran Buenos Aires, pasa en Rosario, ocurre en otras zonas de la Argentina. Es una problemática que hay que visibilizar”.