Después de caer en concurso, Aibe quebró

Aunque intentaron revertir el rojo financiero, los esfuerzos no lograron llegar a buen término en el millonario concurso preventivo del acopio Aibe SA de Pavón Arriba. Hace pocos días, la justicia civil y comercial con asiento en Villa Constitución decretó la quiebra de la firma que llegó a acumular más de $6 M en cheques rechazados sin fondos. Las complicaciones para la compañía se iniciaron en 2012 cuando toda la cadena de pagos ligada al negocio acopiador se resintió afectando a los jugadores con menor capacidad de respuesta.


La voluntad la tuvieron, al menos así lo expresaron al solicitar el concurso primero en los Tribunales de Rosario, trámite que por cuestiones de jurisdicción se derivaron al departamento Constitución. Antes, ya había recibido dos pedidos de quiebra de acreedores. Uno por parte de la comercializadora de agroquímicos Fumisem de Villa Cañás, y otro de un particular damnificado en el mismo juzgado que luego se ocupó de la fallida convocatoria.


Algo pudieron hacer, aunque evidentemente el plan de pagos que presentaron los accionistas de la SA agropecuaria no satisfizo a sus acreedores. Entre tanto, de los $6.242.413 que la base de deudores del Banco Central graficaba en cheques rechazados firmados por Aibe a octubre de 2013, lograron  reducir casi a la mitad el monto, alcanzando los $3.285.433 en la actualidad. De todas maneras, lo realizado no fue suficiente.


La resolución de quiebra se definió el 27 de marzo de este año y fue resuelta por la jueza de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y Laboral de la 1ª Nominación de Villa Constitución, Mirta Armoa. El fallo establece que todos los bienes de la empresa pasan a ser controlados por la sindicatura mientras se resuelve la futura liquidación de los activos disponibles con miras a cancelar las deudas con los acreedores y se restringe la salida del país a los directivos de la firma, el empresario Ismael Feliciani y Betiana Petrelli.


Las dificultades al parecer comenzaron a mediados del 2012 cuando Aibe no pudo entregar 20 mil toneladas que tenía comprometidas con Dreyfus y Vicentín, entre otros contratos que tuvo que cancelar y renegociar. Aunque los problemas de solvencia saltaron recién en 2013. En ese momento, además de los pedidos de quiebra por parte de dos acreedores, la firma fue suspendida del Registro de Operadores del Mercado de Granos, una medida instrumentada por la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), al advertir desmanejos en la comercialización. La misma agencia en 2012 allanó las oficinas de Aibe en el marco de una causa por comercio en negro en la que también inspeccionaron los escritorios de la sociedad de bolsa de Jaime Abut y la transportista de cereales Abut.


La compleja situación que vivió Aibe respondió a un contexto difícil para el acondicionamiento, compra y venta de granos en general a partir del progresivo aumento de costos, la sequía y la escasez que terminaron complicando el negocio pese a los precios buenos que se registraban en la plaza en 2012 y 2013. Además, se trató de una empresa que se extendió en superficie en el negocio de siembra y las últimas cosechas antes de su caída, por el clima no salieron bien.