Resultados gemelos trajeron malos recuerdos del pasado

Coincidencia absoluta. “Alcoyana, Alcoyana”, tal como sentenciaba el humorista Berugo Carámbula, devenido en conductor de un programa de entretenimientos en la TV (una referencia que hizo historia, pero que hoy sólo entienden los más entrados en años). 

El Ipec dio a conocer a mediados de semana el índice local de precios al consumidor, que dio 4,9%, idéntico al que días atrás había dado a conocer el Indec, de alcance nacional. Ambos indicadores coincidieron en evolucionar hacia la baja, lo cual entró en cortocircuito con la sensación térmica de la población, sacudida por niveles de inflación que ya están llegando a los tres dígitos. 

Pero las bajas tuvieron una explicación, que no estuvo principalmente anclada en los precios congelados hasta marzo, que a lo sumo podrán haber dejado de subir. El factor clave fue la baja del precio de la carne por la sobreoferta de los productores complicados para alimentar a sus animales debido a la sequía. 

Aún así la sospecha empezó a latir. Algunos que siguen de cerca las estadísticas recordaron que en la época en la que Guillermo Moreno manejaba los precios del Indec en forma arbitraria, la administración socialista replicaba en la provincia cifras similares a las dibujadas en la Capital Federal. Ello se repitió durante varios años, pero claro, era otra época, en la cual los socialistas miraban con más cariño al kirchnerismo. 

Volviendo a la actualidad, la tradicional suba de precios de fin de año -que pega siempre muy fuerte sobre carnes, verduras y frutas- amenaza con torcer la curva descendente.