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Agro

Según informe

Rentabilidad agrícola: cómo vienen los márgenes y qué puede esperarse

Rentabilidad agrícola: cómo vienen los márgenes y qué puede esperarse

Por Redacción

A mediados de agosto se profundizó la caída del precio internacional de los granos, que se observa desde principios de año.

El investigador Franco Artusso, de la Fundación Mediterránea, publicó un informe denominado “Rentabilidad agrícola: márgenes agrícolas entre algodones para la siguiente campaña”. Proyecta en él los escenarios de rentabilidad que tuvo el último ciclo (2023/24) y los que se esperan para el que está comenzando (2024/25), suponiendo dos planteos agrícolas teóricos, uno ubicado en la zona núcleo y otro “extrapampeano”.

Si se consideran los rindes medios de cada región, excepto del maíz en zona extrapampeana (centro norte del país) que se ajusta un 30% por debajo de la media para captar el efecto negativo que tuvo “la chicharrita” en estas zonas, entre enero y agosto del 2024 el valor bruto de la producción generado promedió u$s1.845/hta en zona núcleo y u$s1.165/hta en zona extrapampeana. 

Al descontar los costos medios totales de cada zona (gastos de exportación, fletes, insumos, labores y estructura), que ascendieron a u$s877 y u$s720 por hectárea, se estima un margen antes de impuestos de u$s968/hta en zona núcleo y de u$s445/hta en zona extrapampeana para los primeros ocho meses del año.

Sin embargo, las obligaciones tributarias (nacionales y provinciales) de este período significaron una erogación adicional de u$s595 y u$s343 por hectárea para los productores de cada zona, respectivamente.

El resultado final fue un margen neto después de impuestos de u$s373/hta para el productor de zona núcleo y de u$s102/hta para el productor “extrapampeano”.

De lo anterior se desprende que la carga tributaria total entre enero y agosto de este año fue del 62% en zona núcleo y del 77% en zona extrapampeana. Esta se calcula e interpreta como el porcentaje de la renta que el productor genera (ingresos menos costos) pero no puede apropiarse a causa de las obligaciones tributarias que debe afrontar y/o las distorsiones que estas generan sobre la actividad. Visto de otra manera, luego de pagar impuestos, al productor agrícola de zona núcleo le quedó tan solo el 38% de la renta que generó con su actividad y al de zona extrapampeana el 23%.

A mediados de agosto se profundizó la caída del precio internacional de los granos que se venía observando desde principios de año y hasta el momento no se vislumbran mejoras significativas para los próximos meses en las cotizaciones futuras del mercado de Chicago. Manteniéndose todo lo demás constante (costos e impuestos que se pagan en cada zona), los márgenes netos del productor (después de impuestos) dan una caída del 30% en zona núcleo y del 77% en zona extrapampeana para los últimos cuatro meses del año, infundiendo preocupación en la actividad agrícola de cara a lo que viene:

- En zona núcleo se pasa de los u$s373/hta observados en enero –agosto a unos u$s262/hta en septiembre-diciembre, una pérdida de USD 111/hta que deja los márgenes de fin de año prácticamente al mismo nivel que los registros de la zona durante la sequía 2023.

- En zona extrapampeana se pasa de los u$s102/hta observados en enero -agosto a tan solo u$s23/hta entre septiembre- diciembre, una merma de u$s79/hta que deja los márgenes al borde de las pérdidas e incluso muy por debajo de los registrados en la última sequía (2023). Se debe recordar que en este caso los cálculos 2024 contemplan el efecto negativo de “la chicharrita” en zonas no-núcleo (rendimientos del maíz por debajo de la media).

Algo que se observa en esta proyección es que, con la caída de los precios y a contramano de los márgenes, la carga tributaria total sobre los productores agrícolas aumentaría hacia finales del año: del 62% al 67% en zona núcleo y del 77% al 92% en zona extrapampeana. Esta es una debilidad muy grande de la estructura tributaria que recae sobre la actividad: cuanto menor es el excedente del productor antes de impuestos (ya sea por malos precios, aumentos de costos y/o bajos rendimientos de los cultivos), mayor es la carga tributaria que debe soportar (el pago de impuestos disminuye proporcionalmente menos que el excedente en términos absolutos).

Como veremos luego, el motivo se encuentra en el enorme peso que tienen los derechos de exportación dentro de la estructura tributaria, un impuesto que no se adapta a la capacidad de pago del contribuyente (se descuenta directamente del precio que recibe el productor), generando que en los momentos “malos” el fisco (vía recaudación) y los consumidores locales (vía menor precio de las materias primas) se apropien de una mayor proporción de la renta agrícola que en los momentos “buenos”. La misma explicación sirve para entender por qué la carga tributaria es mayor en las zonas menos productivas donde los márgenes y la capacidad de pago de los contribuyentes son inferiores.

¿Qué puede esperarse en 2025?

Los cálculos que se desprenden del informe presentado por la Fundación Mediterránea suponen: 

1- Precios FOB (en puertos argentinos) de u$s389/ton para la soja y de u$s197/ton para el maíz (estimados a partir de las cotizaciones ene-dic. 2025 en el mercado de Chicago).

2- Costos constantes en dólares al nivel del último mes con datos disponibles (ago-24).

3- Misma estructura tributaria que en 2024 sobre la actividad.

4- Rendimientos medios “normales” de cada zona, tanto en soja como maíz.

Para 2025 no se ajustaron los rindes del maíz en zonas extrapampeanas por efecto “chicharrita”. Se asume que, dada la experiencia 2023/24, la variable de ajuste durante el próximo ciclo productivo será el área de siembra y no tanto el rinde medio del cultivo, intuitivamente: productores que prevean mermas de rindes similares a 2024 decidirán directamente no sembrar el cultivo; quienes finalmente siembren serán aquellos emplazados en zonas donde la plaga ya ha sido controlada y se prevean mermas leves o inexistentes del rinde. De la lectura de los resultados para 2025 surge lo siguiente:

- Un productor de zona extrapampeana que en 2024 se vio “sorprendido” por la chicharrita (y tuvo menos rinde en maíz), pero que en 2025 logra los rindes medios de su zona, pasaría de un margen neto (después de impuestos) de u$s76/hta en 2024 a uno de u$s145/hta en 2025 (promedio 12 meses). Se trataría de un fuerte aumento interanual (+90%), pero aún quedaría muy por debajo de 2022 (-70%), el último año que se registraron rendimientos “normales” en esta zona.

- Un productor de zona núcleo que en 2025 obtiene los rindes medios de la zona (al igual que en 2024), pasaría de un margen neto (después de impuestos) de u$s336/hta en 2024 a uno de u$s318/hta en 2025 (-5% interanual). El margen cae levemente porque, permaneciendo todo lo demás constante, el menor precio esperado para la soja (-6% i.a) domina la suba esperada para el maíz (+4% i.a). También en zona núcleo los márgenes 2025 se estarían ubicando 65-70% por debajo de los “pre-sequía”, cuando había mejores precios para los granos.

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