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Política

Dramático cuadro de situación 

Pullaro jugó sus fichas para evitar que Puerto Rosario “se apague”

Pullaro jugó sus fichas para evitar que el puerto de Rosario “apague”
Gabriel González

Toman el plan maestro de Rotterdam como punto de partida y negociarán un plan de inversiones con el concesionario. 

La nueva conducción del ente portuario desempolvará el plan maestro elaborado por la consultora Rotterdam como punto de partida para reactivar el puerto de Rosario. Lo de instrumentar un plan a largo plazo puede sonar grandilocuente porque en el Enapro hablan de que se pelea “por la sobrevivencia”, en medio de un cuadro de situación que adquiere ribetes dramáticos, con viejos muelles dañados que limitan la capacidad operativa, falta de mantenimiento e inversiones por parte del concesionario y tensiones laborales que vienen de larga data. Con todo, las definiciones estratégicas marcan un rumbo a seguir, y un plan de inversiones que podrá ser más o menos ambicioso pero al menos debería permitir empezar a revertir una situación crítica. 

El gobernador Maximiliano Pullaro apostó a conformar un ente portuario con una gran impronta productiva. La designación de Graciela Alabarce en la presidencia fue todo un signo, porque se trata de una empresaria pyme con una larga experiencia exportadora, con sus panificados de La Cumbre. Históricamente cercana al Partido Socialista, conoce el terreno porque venía desempeñándose como vicepresidente del Enapro. Sucede al los mandatos de un político como Angel “Pini” Elías y de un abogado especializado en temas administrativos como Guillermo Miguel.  Elías intentó arrimarse al cargo en la previa de las designaciones promoviendo encuentros portuarios, pero su figura fue desechada. No totalmente, porque se le reservó una dirección en el Ministerio de Producción, lejos de los muelles. 

La designación de un empresario al frente del Enapro registra un único antecedente, cuando en 2010 el ex gobernador Hermes Binner designó a Pablo Ferrés, quien duró apenas siete meses. Entre ambas designaciones hubo una diferencia para nada sutil: mientras que Ferrés venía de gerenciar Terminal 6, un holding granario multinacional, Alabarce proviene de una industria de la alimentación rosarina. 

Otro cambio de época lo marca la presencia de Javier Cervio, director ejecutivo de la Bolsa de Rosario, como vicepresidente del Enapro. El organismo bursátil estuvo siempre enfocado en el negocio de los granos, pero las dos terminales portuarias que están bajo control del ente se enfocan en otro negocio, el de las cargas generales y por contenedores, pero con el advenimiento de Miguel Simioni a la presidencia se empezó a mostrar muy activo por la economía regional. El número uno de la Bolsa mantuvo varios contactos con Pullaro en los últimos meses y la integración de la nueva conducción portuaria puede leerse como fruto de esos diálogos. 

La exposición del master plan de la consultora Rotterdam es una de las tantas cuentas que dejó pendiente la administración de Guillermo Miguel, que apenas si se dedicó durante los últimos cuatro años a administrar el espacio de la vieja estación fluvial y viajes en lancha a las islas mientras dormía la gestión específicamente portuaria. Miguel operó a órdenes del ex gobernador Omar Perotti, quien no mostró línea de gestión alguna para el puerto rosalino, más allá de auditar las cuentas recibidas y activar un plan maestro que nunca se terminó de presentar. 

Es cierto que a la última administración la coyuntura le jugó en contra, primero porque la pandemia demolió los volúmenes de cargas y luego con la crisis de Vicentin, socio de la chilena Ultramar en el concesionario del puerto local. A partir de allí, la administración Perotti escondió la mugre debajo de la alfombra y rezó para que nada explote en las terminales rosarinas. Hubo conflictos gremiales que pusieron más de una vez en jaque a la actividad y de las pérdidas de capacidad instalada por derrumbes en los muelles, pero por suerte nada estalló.

Para la nueva gestión, el plan maestro encargado en 2021 a la consultora Rotterdam será un punto de partida, pero la idea es avanzar “paso a paso” tratando de desatar el intríngulis portuario. “El puerto se está apagando y hay miles de problemas por resolver, si quedamos atrapados en discutir incumplimientos de contratos el puerto se cae”, advirtió una fuente del directorio en diálogo con Punto biz. 

El plan contingente pasa por generar un horizonte de negocios cuando menos para los próximos siete años, que es el período que le queda al concesionario TPR. “Si existe voluntad y decisiones de invertir las cosas se podrán ir encauzando, el resto será secundario”, acotó la fuente y renglón seguido detalló la fórmula win-win de negociación: “Tiene que ser negocio para el concesionario y también para los dadores de carga”. En ese contexto, la apuesta es captar nuevos flujos de cargas, por caso  a partir de la liberación de las exportaciones frigoríficas y los nuevos negocios mineros del litio. 

¿Y la plata? 

Quién pone la plata para las inversiones es una pregunta que se repite cuando se habla de inversiones portuarias. La fórmula más habitual es repartir aportes entre el Estado (nacional y provincial) y el concesionario. Cuando se trata de una concesión vigente, el concesionario canjea las inversiones de nueva infraestructura por más años de concesión. 

Al intentar aplicar esa ecuación al caso de Puerto Rosario surgen complicaciones. El presidente Javier Milei fue contundente: “No hay plata” de la Nación, aunque si dijo estar dispuesto a habilitar crédito internacional, un trámite complicado durante la administración kirchnerista. 

Pullaro habló de un crédito internacional por u$s4M, que en principio no parecen suficientes para parar la olla pero al menos es un punto de partida. Habrá que ver si dentro de un escenario de mayor calma financiera pueden llegar a aparecer fuentes de crédito privado. La Bolsa de Rosario tiene instrumentos para hacerlo. 

Por el lado del concesionario también existen problemas. La familia Vicentin se quedó con las acciones de TPR pero permanece sometida a un alto estrés judicial. Más allá de como termine el concurso de la cerealista, no parece estar en condiciones de arrimar plata fresca al puerto de Rosario. El socio mayoritario Ultramar hasta ahora no dio indicios de estar dispuesto a jugar con mayor nivel de participación o bien a relevar a su socio en problemas para afrontar nuevas inversiones. Alguien de este lado también deberá dar una primera señal para iniciar el camino de la reactivación portuaria. 

 

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