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Política

Riesgo de fractura

La política juega al límite, en la cubierta del Titanic

La política juega al límite, en la cubierta del Titanic
Guillermo Zysman

Los dos principales frentes electorales nacionales tuvieron una semana de violentos enfrentamientos internos. 

Tal vez como nunca antes, las dos coaliciones políticas que hegemonizan la vida democrática de los últimos 20 años en el país quedaron esta semana al borde de la fractura. Los principales referentes tuvieron fortísimos enfrentamientos, más por conflictos de cartel que por diferencias ideológicas. A dos semanas del cierre de listas pusieron a sus espacios cada vez más lejos del grueso de los problemas de la sociedad ante la inflación que no para y la violencia sin límites.

Oficialistas, opositores, gremios y militantes. Todos terminan siendo funcionales al libertario Javier Milei que sólo debe llamarse a silencio, evitar exabruptos y no cometer errores no forzados para pelear por un seguro lugar en el ballotage de noviembre.

El cruce de mayor voltaje se dio al interior de Juntos por el Cambio. La posible incorporación a la coalición opositora del gobernador saliente de Córdoba, el peronista anti K Juan Schiaretti, casi hace volar por los aires el armado entre el PRO, radicales y la Coalición Cívica justo cuando las encuestas le daban chances reales de volver a la Casa Rosada.

La jugada orquestada por el líder radical Gerardo Morales y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, puso en llamas a Patricia Bullrich, Mauricio Macri y al candidato a gobernador cordobés Luis Juez.

Por un lado, quedaron los dialoguistas, los que buscan ampliar JXC, los que consideran imperioso sumar una pata peronista al esquema electoral y en especial para una futura gestión, pensando en la necesaria gobernabilidad y en la suma de voluntades en el Congreso para las reformas legislativas que se vienen.

En la otra punta se mantuvieron los más intransigentes y puristas del espacio, los que creen que hay sumas que restan y que desvirtúan el armado, los que consideran que el apoyo al plan de gobierno debe ser no corporativo sino del grueso de la sociedad.

Las diferencias en la ingeniería electoral derivaron en acusaciones personales. Macri advirtió que la jugada de Larreta ponía “en crisis” a toda la coalición y deslizó que su sucesor porteño pergeñó esta movida al verse derrotado en la primaria, de allí la necesidad de cambiar las reglas de juego.

Larreta recordó que en 2019 el propio Macri había elegido a un peronista, Miguel Pichetto, para acompañarlo como compañero de fórmula en la búsqueda de la reelección, para ampliar el espacio y sumar votos peronistas.

La grieta intra JXC a esta altura es indisimulable. Las diferencias entre los sectores en pugna es tal que, casi como un espejo de la virulenta interna santafesina, se proyecta compleja la convivencia pacífica entre los líderes superado el test electoral. Y especialmente condiciona una futura gestión de una coalición cada vez más heterogénea donde lo único que los une parece ser su anti kirchnerismo visceral.

Se imponen aquí una serie de interrogantes políticos por ahora sin respuesta certera. ¿Acompañará el sector de Bullrich una política de transformaciones gradual como las que sugiere Larreta en caso de llegar a la cima del poder? A la inversa, ¿los seguidores del jefe de Gobierno avalarán medidas de ajuste sin anestesia como plantea la ex ministra de Seguridad?

La batalla no terminó en guerra abierta más por necesidad electoral y pragmatismo que por convicción. La frágil tregua se selló con el aval de los dos sectores a la incorporación del liberal José Luis Espert a JXC por ahora como precandidato presidencial, aunque muchos lo ven más útil librando la madre de todas las batallas en territorio bonaerense.

En el oficialismo, la novela semanal no fue más civilizada. La presión del kirchnerismo duro y el massismo para evitar la competencia interna en la Paso a los escasos seguidores de Alberto Fernández dejó de ser disimulada para quedar abiertamente expuesta. Daniel Scioli y Agustín Rossi, dos funcionarios de jerarquía del gobierno nacional sostienen por ahora sus candidaturas pese a la embestida de las tribus con más voto del Frente de Todos.

La avanzada incluyó una cumbre de gobernadores en el CFI, que emitió un pronunciamiento presionando por la candidatura de unidad. El gobernador Omar Perotti no asistió al cónclave con sus colegas, pero después comunicó su adhesión tras reclamar un armado federal que contemple los intereses del interior profundo.

Hubo, además, una advertencia de la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, sobre una eventual salida del Ministerio de Economía de Sergio Massa, cansado del desgaste. El propio ministro se encargó de desmentir su salida, al difundir su nutrida agenda de fin de semana.

Gobernadores, referentes gremiales, del kirchnerismo y del Frente Renovador aceleraron a fondo con la estrategia de la unidad artificial ante un temor indisimulable: que el lunes 14 de agosto el país hable de un triunfo de Milei como el candidato más votado y que Juntos por el Cambio sea la coalición con más sufragios entre la sumatoria de Bullrich y Larreta. Y así quedar muy mal posicionado para la primaria de octubre y con pocas chances de ingresar a la segunda vuelta.

El combate abierto en las huestes oficialistas amenaza con dinamitar aún más la frágil marcha de la economía. El temor a una inflación mensual de dos dígitos, a una mayor brecha cambiaria y una irreversible recesión parecen no influir en los caciques peronistas.

Mientras, la distancia entre las prioridades de la política y las urgencias de la sociedad se agigantan. La pérdida del poder adquisitivo de los asalariados y la inseguridad en los principales distritos urbanos se profundizan a diario y gran parte de la dirigencia no logra representar esos reclamos y convertirlo en plataforma de gobierno.

Milei interpela al sistema y canaliza el rédito de confrontar contra “la casta” con histrionismo y verborragia, pese a nutrirse de dirigentes con prontuario al momento del armado de listas. Aún con propuestas de ajuste explícito de altísimo impacto social y sin una estrategia de contención, el líder de la Libertad Avanza no para de subir en las encuestas y ya es tomado en serio por las otras coaliciones de cara a la primera vuelta de octubre.

En el último mes el diputado porteño dejó de lado los exabruptos del estilo de habilitar la venta de órganos o dejar de financiar tratamientos de patologías complejas para concentrase en temas económicos. Sólo con eso, sin cometer errores no forzados y asistiendo como espectador a la batalla feroz de las otras dos coaliciones, recuperó centralidad en la escena pública.

En Santa Fe, tras un comienzo de campaña virulento con acusaciones cruzadas al interior en especial del frente de frentes opositor, las aguas se tranquilizaron levemente. Hubo gestiones entre palomas de los distintos partidos para bajar la intensidad de la confrontación interna, aún sin eliminar la diferenciación, para evitar el efecto bumerang del ataque sin filtro.

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