Cada cual atiende su juego y, el que no, una prenda tendrá 

Giulio Andreotti, presidente del Consejo de Ministros de Italia en siete oportunidades, acusado y absuelto por una supuesta connivencia con la mafia de su país, retratado con licencias humorísticas por el cine en un galardonado film, solía afirmar que el poder no desgasta. “Lo que desgasta es no tenerlo”, subrayaba con una dosis de sarcasmo. Ese rasgo puede advertirse en la política santafesina donde cada cual, como en el Antón Pirulero, atiende su juego. Buscar un nuevo lugar, sumar poder, tejer nuevas alianzas, escapar de antiguos aliados que exhiben un pronunciado declive, procurarse una revancha o proyectarse un horizonte algo más promisorio son algunos de los variados objetivos que sopesa la dirigencia. 

La población está en otra sintonía. Apenas transcurrieron siete meses desde la arrolladora victoria de Maximiliano Pullaro y el apretado triunfo de Pablo Javkin. Cinco desde que Javier Milei fuera elegido presidente de la Nación. Los temas que aquejan a la gente se sostienen o se agravaron. Desde la inseguridad hasta la inflación, por citar apenas dos de los más acuciantes. Podrían sumarse varios más. Mientras la población exige soluciones para esos y otros asuntos, son muchos los dirigentes que ocupan su tiempo en atender cuestiones propias de las construcciones partidarias. Nada malo hay en eso: se supone, se espera, se desea, que esa ingeniería interna contribuya finalmente a mejorar la vida de la gente. Es parte del sistema democrático. No es, sin embargo, lo que cree una mayoría del electorado que empujó, en noviembre pasado, a un cambio copernicano. 

En los mares hostiles de la derrota navegan ahora muchos dirigentes y partidos que intentan reconfigurar su futuro. Por caso, el peronismo santafesino. Sus principales referentes comenzaron a sacudirse ya el polvo amargo que cubre a los vencidos. En política, se sabe, ningún tiempo perdido es útil. Y el PJ ya se reorganizó internamente. El senador Armando Traferri, uno de sus más añejos referentes locales, suma motivos para celebrar. Cambiante su destino: hasta hace un tiempo la Justicia le mordía los talones, tambaleó, pero se mantuvo en pie y ahora saborea un tiempo de revancha. 

Su sector, el que nuclea a los inoxidables senadores provinciales justicialistas –algunos ya con carnet de vitalicios–, presidirá el partido luego de un acuerdo en el que aparecen representadas todas las tribus internas, pero donde se dejó fuera de los lugares con peso a quien aparecía como la renovación, al menos hasta la derrota del año pasado: el periodista y legislador Marcelo Lewandowski. 

Traferri logró imponer como nuevo presidente del PJ santafesino a Guillermo Cornaglia, hasta diciembre pasado legislador por el departamento Belgrano. Lewandowski intentó hacer valer su medio millón de votos cosechados en la elección de septiembre, cuando Pullaro lo venció con holgura. El voto popular, se ve, muchas veces no pesa en las internas partidarias. A su espacio le reservaron la vicepresidencia, pero el senador nacional mandó a avisar que era “todo o nada”. Fue casi nada, porque sus referentes ocuparán lugares menores. 

Traferri celebra en continuado. Los laberintos de la Justicia rosarina, que lo investigó y buscó imputarlo por cobrar coimas de sectores vinculados con el juego clandestino, vive horas turbulentas. El fiscal Matías Edery pasó de investigador a investigado y la regional Rosario del Ministerio Público de la Acusación hasta debió cambiar la conducción por los desaguisados internos. Todo ganancia para el eterno senador sanlorencino.  

Caminar para llegar en forma al 2025  

No es todo lo que le sucede al peronismo local. A fin de cuentas, un movimiento con tantas corrientes se mueve en múltiples direcciones. Incluso, tejiendo acuerdos con extrapartidarios. Axel Kicillof le tendió la mano a Pullaro para colaborar con la inseguridad y en el acto en el que firmó un convenio con el santafesino se mostró con Juan Monteverde, el líder de Ciudad Futura que peleó voto a voto la intendencia con Javkin. El gobernador bonaerense ya lo eligió como una referencia local para su proyecto nacional. Otra figura del PJ provincial, el diputado y ex secretario de Transporte Diego Giuliano, empezó también a moverse en el territorio para sumar soldados al Frente Renovador y darle hondura a la reaparición en el escenario de Sergio Massa. En el sector que lidera el ex ministro de Economía y ex candidato presidencial creen que las políticas de Javier Milei lo obligarán, más temprano que tarde, a volver al ruedo. Mientras tanto, quien fuera su compañero de fórmula, Agustín Rossi, pierde a algunos de sus antiguos aliados: Leandro Busatto y Roberto Sukerman, dos de sus incondicionales hasta hace poco tiempo, buscarán abrigo y lugar en otros espacios. El Chivo es un animal político. Ni la acumulación de derrotas lo correrá del territorio, al que vuelve pensando en 2025. Santa Fe es, como se observa en estos ejemplos, un territorio apetecible para avanzar en la reconstrucción.

Pero no es sólo el peronismo el que anda moviéndose en la refriega interna. También el PRO, que ahora busca dominar en la provincia la vicegobernadora Gisela Scaglia. Allí ya está instalada una disputa con Federico Angelini, cercano colaborador de Patricia Bullrich en el área de Seguridad. 

Scaglia cree que el cargo que ostenta, el máximo que logró el partido amarillo aquí, la avalan para reclamar la conducción. Angelini hace cuentas y jura tener los votos para que su sector sostenga la presidencia. Se verá. Por lo pronto, Mauricio Macri ya se declaró presidente en la disputa, aun cuando históricamente se lo ha visto más cercano a Angelini y, por el contrario, Scaglia es una dirigente que a nivel nacional responde a Horacio Rodríguez Larreta.    

Victorioso, aunque en muchos aspectos débil en su estructura, también La Libertad Avanza juega a la construcción partidaria en Santa Fe. Karina Milei, secretaria general de la presidencia, y la diputada Romina Diez inscribieron oficialmente a LLA en este distrito. Es parte de un proyecto para que ese espacio recorra todo el andamiaje jurídico y quede formalmente conformado en todo el país. Ya mandaron a registrar como propios el logo del león y los colores negro y amarillo. La imagen no es todo, pero entre los libertarios y sus jóvenes referentes de la comunicación, cuenta. Y mucho. Diez, leal a los hermanos Milei, suma poder como indiscutible referente en la provincia. Como se observa, no sólo los derrotados caminan para dar pelea en el futuro. Cada cual atiende su juego. Los triunfantes y los vencidos. Nadie quiere pagar la prenda de asomarse a un posible destierro político.