Una app rosarina que fue furor agoniza por falta de programadores

Mientras que el Concejo de Rosario recién ahora está analizando la posibilidad de agregar viajes compartidos en Movi Taxi (la app que tienen que utilizar los taxistas de la ciudad), la aplicación Carpoolear, que propone compartir traslados de media y larga distancia, funciona desde hace una década.

Desde su lanzamiento, en 2013, y hasta 2020, la app desarrollada por la asociación civil rosarina STS fue furor y funcionó muy bien, conformando una comunidad de viajeros nacionales -pasajeros y conductores, en su mayoría de Rosario, Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe- dispuestos a compartir los gastos de sus viajes en auto. 

Desde hace varios meses la app se encuentra “en zona de derrumbe”, según anunciaron sus desarrolladores. ¿Cómo se refleja el derrumbe? Hay muchos usuarios que no pueden acceder porque tienen una actualización de android no compatible, tampoco se pueden usar cuentas de Facebook para ingresar desde la última actualización de Facebook (en un principio el enlace era a través de esa red) y la app presenta fallas en su uso, como retrasos en la mensajería.

“Nos quedamos sin programadores, no tenemos forma de hacer mantenimiento, por lo tanto la plataforma se está degradando, al punto de que en algún momento dejará de ser usable”, se lamentó Emilio Gentile, miembro de la ONG. Agregó: “No podemos competir en precio para pagar el mantenimiento porque los programadores trabajan para empresas internacionales y cobran en dólares, y nosotros somos una asociación civil que se sostiene por voluntarios, nos pasa similar que a cualquier empresa local. Para costear el desarrollo buscamos implementar varios métodos de financiamiento que hasta ahora no han funcionado. El último fue pedir donaciones a los usuarios pero, honestamente, terminan siendo monedas”, admitió Gentile.   

El mal funcionamiento decantó también en la retracción de la cantidad de viajes y de usuarios: mientras que en enero de este año se realizaron 5.700 viajes compartidos a través de la app, este mes fueron 2.365 (el pico había sido en febrero de 2020, antes del cierre por pandemia, cuando hubo 6.750 traslados). También se resintió la cantidad de nuevos usuarios registrados, que fueron sólo 1.468 este mes, contra 8.249 el último enero y 12.153 el primer mes de 2020. 

“Habiendo fracasado el sistema de donaciones, estamos evaluando implementar un sellado de viaje. Es decir, al costo total de combustibles y peajes se sumaría un monto equivalente a 1 litro de nafta súper. Ese valor se dividiría entre todos los que se suban al viaje y se destinaría a una caja mensual que nos habilitaría horas de programación, mesa de ayuda y coordinación porque hoy en día estamos sobrepasados por falta de recursos humanos y técnicos”, explicó. Hay un sólo problema: para cobrar ese sellado, precisan que un programador lo integre a la app. 

Por qué no son Uber ni BlablaCar

Mientras que el sistema de carpooling se considera casi una rareza en Argentina y Latinoamérica, en Europa y Estados Unidos está muy extendido, y aplicaciones como BlablaCar, Karzoo, Splitting Fares, Lyft y Uber Pool acumulan millones de usuarios.

Más allá de la diferencia cultural entre países, mientras que todas las apps mencionadas en el párrafo anterior son grandes empresas, detrás de Carpoolear hay una organización sin fines de lucro, cuyo objetivo es sumar a la causa de la movilidad sustentable. “Reservar un asiento en BlablaCar es casi como sacar un pasaje de tren o de micro, no tenés que hablar con nadie, mientras que el contacto entre viajeros es parte del propósito de Carpoolear. Y sobre todo, la diferencia es la meta ambiental. El móvil de BlablaCar es que haya más autos en la ruta, el nuestro es que los vehículos que ya hay en ruta tengan su máxima ocupación”, aclaró. 

Cómo funciona Carpoolear

Es una aplicación que conecta “conductores” con “pasajeros”, en tanto que los conductores son particulares que planean realizar un viaje y tienen lugares disponibles en sus autos y los pasajeros necesitan viajar al mismo destino, a un lugar que quede de camino al destino final.
El conductor publica el viaje en la app, establece la cantidad de asientos que tiene disponible, fija un punta de partida y un punto de llegada y un horario de salida (además de condiciones específicas, como si acepta mascotas o no, o si se puede llevar equipaje grande o no). El pasajero solicita su asiento, y la coordinación fina generalmente se da por mensaje (generalmente wapp).

Un punto importante: conductores y pasajeros son calificados al finalizar el viaje, y esa “reputación” es el aval para los viajes futuros. El monto que paga cada uno está calculado por la división de combustible y peaje entre todos los que viajan por partes iguales.