Autos compartidos: por qué el sistema no termina de arrancar en la ciudad

Cuando hay paro de trenes en Marsella, Francia, el Gobierno emite un mensaje intermitente en toda la cartelería digital de vía pública: “Se recomienda compartir auto”.

El sistema de viajes compartidos (conocido como carpooling o ridesharing) se usa -y mucho- en Europa y Estados Unidos. La plataforma BlaBlaCar, por ejemplo, cuenta con 8 millones de usuarios en España, que completan 120 millones de conexiones al año (este volumen significa un ahorro de 1,5 M de Tn de emisiones de carbono, según indicó la empresa en su web). Lyft, número dos del mercado de viajes compartidos de Estados Unidos -el uno es Uber- declaró que tuvo 20,3 M de usuarios activos en 2022.
En Argentina, en cambio, compartir auto para trasladarse -ya sea corta, media o larga distancia- sigue siendo una práctica casi exótica. “Creamos la aplicación Carpoolear en 2013, y desde entonces cada dos o tres años recibimos la llamada de los medios para hablar sobre la novedad de los viajes compartidos. Diez años después, sigue siendo una sorpresa”, ironizó Emilio Gentile, uno de los miembros de STS Rosario, la asociación civil que desarrolla la única plataforma de carpooling del país. En su momento de mayor auge, febrero de 2020, se habían realizado a través de Carpoolear 6.750 traslados al mes (en el corriente agosto, hasta el momento se contabilizan 2.380).    

Otra que incursionó -y aparentemente naufragó- en el segmento de los viajes compartidos en Argentina fue Uber, que en 2018 lanzó UberPool para compartir traslados dentro del perímetro de la Ciudad de Buenos Aires. Según testimoniaron los conductores, la modalidad no terminó de prender, pero desde la compañía nunca proporcionaron información al respecto. En 2020 suspendieron el servicio compartido por la pandemia, y lo reanudaron recién el pasado junio, otra vez exclusivamente en CABA y bajo la denominación Uber Juntos. “No brindamos datos sobre movilidad compartida”, dijo Juan Labaqui, director de Comunicaciones de Uber Argentina, ante la consulta de Punto biz.  

En precio, la ecuación es imbatible. El viaje en Uber Juntos cuesta alrededor de un 25% menos que el tradicional. Y viajar desde Rosario hasta Buenos Aires en auto compartido -a través de Carpoolear- cotiza aproximadamente la mitad que hacerlo en micro. En el caso de la larga distancia, al ahorro económico se le suma el ahorro de tiempo (de puerta a puerta, son hasta dos horas menos de viaje en el trayecto mencionado) y el beneficio medioambiental, que para la asociación civil STS es prioritario. “Nuestro propósito no es que haya más autos en ruta sino que los autos circulen con una mayor ocupación y sean más eficientes”, explicaron.

Si es más económico y más ecológico, ¿por qué los viajes compartidos no terminan de prender en Argentina?

La cultura de carpooling y el intento en Rosario

Para Gentile, Europa y Estados Unidos están a años luz en lo que a cultura de carpooling se refiere. “En la época de la Segunda Guerra Mundial ya había una oficina del Estado que llevaba el registro de los viajes compartidos, el uso del sistema se remonta a esa época”, señaló. Y aclaró: “Empresas como BlablaCar conforman un sistema de transporte de pasajeros que compite con los trenes y los aviones, no es una tendencia marginal”.

Una mirada diferente es la de María Eva Juncos, titular de She Taxi, la plataforma local que sólo tiene conductoras mujeres. Juncos sostiene que los taxis compartidos no están regulados pero existen en la práctica dentro de la ciudad, específicamente en el horario de salida de bares y boliches. “Es tan frecuente que ya tenemos lista una actualización de la app que estará vigente antes de fin de año. Ante la demanda de viajes compartidos, la app fijará paradas físicas temporales en zonas como Pichincha y Pellegrini, que es donde se forman los cuellos de botella a la noche. Antes de confirmar el viaje, el usuario va a saber con quién comparte el viaje, y el monto a pagar, que creemos sería alrededor de un 30% más económico”, estimó Juncos para Punto biz.

Además, el Concejo rosarino evalúa que los viajes compartidos sean una de las nuevas prestaciones que se incorporen a Movi Taxi, la app que sería obligatoria para todos los taxistas de la ciudad.

El derrumbe de Carpoolear

Aunque se mantuvo muy lejos de los números de las apps mencionadas de Europa, Carpoolear venía creciendo de a poco -sobre todo en Rosario, Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe- hasta 2020. La pandemia primero, y la imposibilidad de financiar programadores que la actualicen después, provocó que el servicio esté cayendo en picada. “Probamos diferentes métodos de financiación pero no hubo ninguno que funcionara. El último fue un sistema de donaciones que hacen los viajeros, pero terminan siendo monedas”, le explicó Gentile a Punto biz.

El mal funcionamiento de la plataforma decantó en la retracción de su uso: mientras que en enero de este año se realizaron 5.700 viajes compartidos a través de la app, este mes fueron 2.365 (el pico había sido en febrero de 2020, antes del cierre por pandemia, cuando hubo 6.750 traslados). También se resintió la cantidad de nuevos usuarios registrados, que fueron sólo 1.468 este mes, contra 8.249 el último enero y 12.153 el primer mes de 2020.