Son pareja y se la jugaron por su propia cafetería en el centro

Después de varios meses dando vueltas y sin encontrar un local que los convenciera del todo, Guillermina Roiss y Gino Valente pusieron primera a principios de mes con Arvo Café y Encuentro. La propuesta combina gastronomía saludable con un espacio tipo showroom para marcas de ropa e interiorismo. El lugar elegido para el desembarco fue una vieja casona sobre calle Zeballos 1621, un corredor que de a poco va tomando vuelo con varios centros fitness alrededor y otros competidores del rubro. 

Guillermina y Gino son pareja y aunque nunca habían encarado un emprendimiento de este tipo, vienen un poco del palo. La familia de Guillermina trabaja en gastronomía y Gino -que es ingeniero en medio ambiente- hizo escuela en La Virginia. “Arvo es nuestro proyecto personal y mucho más que una cafetería”, confió el joven en contacto con Punto biz.

Con el objetivo de mantener la estética de la vieja casona, eligieron muebles antiguos y son ellos quienes se encargan de todo: desde el amasado y producción hasta la atención en el lugar. El espacio tiene capacidad para unas 60 personas y de a poco van ajustando el engranaje. “Armar la casa fue hermoso. La verdad es que no nos cerraba ningún local y saber la historia que había detrás hizo que nos decidiéramos. Acá trabajó una médica por más de 40 años y la casa tiene muy buenas vibras. Además, la zona se está activando y eso también jugó a favor”, sostuvo Gino. También hay un patiecito lleno de alocasias y helechos donde podés disfrutar de tomarte un café en modo relax. 

Como Guillermina es vegetariana, uno de los preceptos de Arvo es la comida saludable y eso se traduce en el menú con yogures veganos, fermentos o postres reducidos en azúcares que ellos mismos elaboran. Y a futuro la aspiración es ofrecer también café de especialidad. Gino hizo el curso de barista y es hacia donde caminan con el negocio. Aunque como recién están dando sus primeros pasos, sondean los favoritos del público. 

“Antes de arrancar, hicimos una recorrida por diferentes cafeterías de Buenos Aires. Pero Arvo tiene nuestra impronta. Queríamos que fuera un lugar cálido y que invitara a la gente a entrar”, confió, por su parte, Guillermina. El gran ventanal sobre calle Zeballos siempre está abierto y se los puede ver a los dos en acción. Hay también espacio en la vereda para sentarte o podés elegir el patio si querés mayor privacidad. Todas las opciones en un único lugar, en el centro, pero saliendo de la vorágine de calles más congestionadas como la vecina Pellegrini.