Constructora invirtió u$s1 M para levantar una segunda planta

En sus 20 años de trayectoria, el crecimiento de Hormigones Río Salado fue gradual y sostenido. Aunque este arranque de 2025 preocupa bastante al sector, hace un tiempo dieron el gran salto: la firma -un desprendimiento de la constructora Río Salado SRL- invirtió u$s1 M para comprar un terreno en San Carlos Centro y levantar una planta hormigonera gemela a la que ya tenían en Esperanza, su base de operaciones. 

La decisión de instalarse en esta localidad no fue aleatoria, sino una acción estratégica para minimizar tiempos de entrega y mejorar los costos del producto. Abastecen, aparte de Esperanza y San Carlos Centro, a Santa Fe, Coronda, Sauce Viejo, Gálvez, Sa Pereira y Franck, en un radio de aproximadamente 100 kilómetros. “Vimos una oportunidad clara de tener una planta en San Carlos Centro porque siempre fue un punto neurálgico”, confió a Punto biz Guillermo Copes, titular de la compañía. 

Si bien las plantas productoras son similares en estructura, en Esperanza hay más stock de materiales por el propio tamaño de la ciudad (47.000 habitantes contra 13.000). Elaboran alrededor de 3.500 metros cúbicos de hormigón por mes y ocupan una plantilla de 20 trabajadores en total. Son naves totalmente automatizadas y homologadas, de última generación, y cuentan con laboratorio propio para el análisis de resistencia y dosificaciones. 

Además de la elaboración y provisión de hormigones, Río Salado SRL se especializa en la ejecución de obras civiles y de arquitectura, movimiento de suelos y pisos industriales. Y el portafolio de productos que ofrecen es amplio: hormigones no estructurales, estructurales, RDC, bombeables y especiales. 

Surfear los meses más bravos 

En cuanto a los desafíos que enfrenta el sector, el empresario no ocultó su preocupación. "Febrero está siendo un mes difícil para nosotros. Tengo colegas en Rosario que viven la misma situación. Estamos teniendo uno de los peores febreros de cualquier gobierno. El mes ya es bajo de por sí, pero este es particularmente crítico: pocas consultas y pocas ventas. Si no hay consultas, ahí radica el problema”, señaló Copes. La baja en la demanda, especialmente en el primer bimestre del año, es un factor que afecta de lleno a las empresas del rubro, que dependen en gran medida de la obra pública. 

A pesar de estos desafíos, Copes se mostró un poco más optimista de cara a lo que se viene. "En marzo se mueven todos los hilos y las obras empiezan a reactivarse, pero hasta entonces no podemos saber con certeza cómo se dará este año. Necesitamos ver qué pasa porque hasta ahora ha sido complicado", expresó.