Bodegueros rosarinos que estaban en concurso no pudieron evitar la quiebra

Si bien iniciaron en 2018 un proceso en la justicia en el que buscaban ordenar las deudas y salir a flote, a la bodega Fincas de Rosario con viñedos en San Juan pero gerenciamiento en la Cuna de la Bandera, no pudo sobrellevar su pasivo y finalmente quebró.

La orden de avanzar en la liquidación de la SRL corrió por cuenta del juez civil y comercial Carlos Cadierno al frente del 15° Nominación de Rosario tres años después de la apertura concursal.

Comandada por la familia Lowcewics-Moncunill, la sociedad se puso en marcha en el año 2003 y alcanzó gran nivel de penetración en mercados del centro del país. En Rosario de hecho las etiquetas Vinos del Monteconejo y Dos Vientos -tal las marcas comerciales con las que operaba la bodega- estaban presentes en las góndolas de las principales cadenas de supermercados de capitales locales y la firma además solía organizar habituales catas de sus variedades en en una abultada lista de negocios especializados en la venta de vinos y espumantes.

La finca en cuestión estaba ubicada en la zona rural de Pocito, al sur de la capital sanjuanina a los pies de la precordillera, en el Valle del Tulúm.

El ocaso de Fincas del Rosario SRL se precipitó en 2018 cuando recurrió a la vía concursal para verificar deudas con sus acreedores e intentar definir un esquema de pagos que nunca se concretó. La convocatoria se abrió en diciembre de 2018, pero en abril, la sociedad había colocado obligaciones negociables (ON) por u$s200.000, un monto que complicó aún más a la firma si se tiene en cuenta que la fuerte devaluación que ocurrió en ese año hizo que la SRL terminada debiendo el doble del monto original. El panorama para la bodega ya venía afectado por una fuerte retracción en las ventas.

Al momento de solicitar el concurso preventivo, Fincas del Rosario acumulaba un pasivo bancario por $15,1 M con 7 entidades, al tiempo que se reportaba que desde julio de 2018 había emitido a sus proveedores un total de 244 cheques sin fondos por $18,5 M. A abril de 2022 el rojo bancario ascendió a los $21,2 M.

El  viñedo que dio origen a la marca rosarina estaba emplazado en una finca de 150 hectáreas donde había plantaciones de uva Syrah, Merlot, Malbec, Cabernet Sauvignon, Sauvignon Blanc y Chardonnay. Si bien las tareas de maduración era tercerizada en otra bodega sanjuanina, la producción, selección y elaboración del producto se hacía con estructura propia.

Al frente del emprendimiento estaba el contador rosarino Andrés Lowcewicz, quien había decidido retomar la herencia familiar, ya que sus ancestros catalanes por línea materna -de apellido Moncunill- habían decidido afincarse en San Juan para dedicarse a la producción de la vid, hasta que salieron de la provincia luego del trágico terremoto de 1944.