Como en Manhattan: abren café neoyorquino en el centro de Rosario

El primer bar neoyorquino de Rosario está en el microcentro. Avanzan las obras para abrir las puertas en mayo en un edificio que responde a las mismas características. “Se trata de un bar de estilo neoyorquino dentro de un edificio de estilo neoyorquino. Bar y edificio actúan en conjunto”, refirió a Punto biz Carlos Zampettini, arquitecto de la obra que lleva el sello de la constructora Lewis & Gibbons y quien también está detrás del diseño de Bowery Café. 

El edificio Bohéme, emplazado por Cortada Ricardone casi esquina Mitre, está inspirado en las construcciones ferroviarias de principios de siglo XX y responde formalmente a la imagen de construcción promedio de ladrillos que uno ve en Nueva York. De allí surgió la idea de que el local comercial de planta baja lo ocupara un bar que representara a La Gran Manzana y su impronta. El nombre, Bowery, hace alusión a una de las calles más antiguas de NY, al sur de Manhattan. 

La elección de la calle tampoco fue casual. En el 315 de Bowery Street funcionó el legendario bar CBGB, un espacio under donde despegó la movida punk. Acá, de algún modo, también está vinculado a sitios con historia. “La mística la genera la cortada en el microcentro, con su silencio en el medio del caos, y también porque es un lugar donde antes de construir el edificio funcionó La cortada 70 en los ‘80 , Procopio en los ‘90 y ya llegado al 2000 el Rincón Hispano. Eso hizo apostar por Ricardone”, confió Zampettini. El bar es gerenciado por un tercero, con amplia experiencia en el rubro gastronómico. 

La gastronomía va a ser variada, desde desayunos al mejor estilo americano a opciones veganas y alimentación saludable, acompañado de un buen café. Si bien todavía no hay fecha para el corte de cintas, estiman que la apertura podría darse para mediados de mayo. El bar tiene capacidad para unas 35 personas y la idea es mover el negocio al ritmo del microcentro, de 8 a 19. “Va a ser un bar de día”, enfatizó, aunque por supuesto atado también a la evolución de la demanda y con posibilidad de extender el horario. 

El edificio -dispuesto en siete pisos, más azotea y planta baja- fue pensado y proyectado como unidades adaptables, con un estilo industrial que buscaba retomar de una manera auténtica las construcciones ferroviarias de la ciudad de Nueva York. “La impronta neoyorquina también está adentro, con imágenes del puente de Brooklyn y en toda su estética”, precisó el arquitecto.