Hizo carrera en Bariloche y abrió en Rosario su propia cervecería

“Empecé con una heladera tipo Siam y 48 latas”, le dice a Punto biz Juan Moreta. Un programa de National Geographic y su vida nómade fueron forjando el sueño del local propio. El camino arrancó allá por 2016 cuando puso un pie en Bariloche. Trabajó dos años en una fábrica de cerveza, emprendió solo y en sociedad, y otra vez en Rosario echó a andar como encargado de una cervecería en Pichincha. En plena pandemia se le abrió una puerta casi sin buscarlo y dio vida a Las birras de Juan. Primera parada: Ocampo 888.

“Yo estaba viendo un auge de las latas y se lo venía diciendo a mi jefe, que iba por ese lado el desarrollo de la cerveza. En Europa y Estados Unidos ya había un auge muy grande. Un buen desarrollo de producto y mucha carga desde lo visual, lo artístico me súper interesaba. No me dieron bola y arranqué a comprar yo”, cuenta Moreta. De una heladera pasó a cuatro y de 48 latas a 60 marcas -entre nacionales y de afuera- y más de 250 etiquetas. El parate por el Covid hizo que las cervecerías a las que antes telefoneaba lo vinieran a buscar y con ese viento de cola le dio forma al negocio. 

Así lo resume: “Pasó que había cervecerías que tenían 300 mil litros de cerveza diarios y cuando yo arranqué era llamar para ver quién me podía vender y quién me enlataba. Eso se dio vuelta con la pandemia. Me empezaron a contactar, a intentar venderme sus productos y me dio un gran impulso”. Para febrero de 2021 vio luz Las birras de Juan. Antes había forjado su clientela con la venta por redes y listas de WhatsApp. El espacio de 24 m2 de Ocampo fue el puntapié con el que buscó seducir a un barrio -o a dos: Abasto y la Sexta- con esta “cerveteca”. 

En la búsqueda de un nuevo local que le permitiera ganar espacio y sumar gastronomía a su propuesta, se mudó a pocas cuadras y este fin de semana cortó cintas por Ituzaingó al 1000. “Antes acá había una pescadería, pero cerró con la pandemia. Yo lo agarré al local hace dos meses. El viernes fue la preinauguración y el sábado inauguramos formalmente”, refiere el joven emprendedor. El inmueble en cuestión tiene unos 70 m2 y doble vereda, e integra a su nutrida carta de cervezas en lata casi una decena de canillas, algunos tragos y opciones de pizzas, wraps, calzones, escabeches y picadas (también para vegetarianos). “Igual no quiero desviar el foco de la cerveza”, confía.

Respecto del barrio y por qué privilegió quedarse allí, afirma: “Veo una expansión enorme, estoy en el límite entre Abasto y La Sexta y la frontera es San Martín. Considero que la movida se viene para acá, quiero darle luz a la zona y continuar con los clientes que ya coseché”. De hecho, tiene fidelizados muchos clientes de otras latitudes, incluso de países limítrofes. Por supuesto que la época del año no le permite sacarle todavía el máximo juego al espacio, pero la idea a futuro es aprovechar por completo el exterior y sumar capacidad.