El pasado 17 de febrero entró en vigencia el nuevo régimen de importaciones, que deja en clara desventaja a aquellas pymes (principalmente comercios) que basan su negocio en la entrada de mercadería desde el exterior sin la contrapartida de la producción nacional. Aunque, hay que decirlo, desde el momento de su implementación hubo una nebulosa al respecto, ninguno de los directamente afectados estaban 100% al tanto de una normativa que nunca se oficializó en los papeles.
En este sentido, hay un rubro, el de la computación, que se vio especialmente afectado. Tres actores claves en este negocio en la ciudad de Rosario cuentan a Punto Biz cómo es la situación actual y qué trabas se le presentan a la hora de hacerse de la mercadería.
Eduardo Venturi, titular de Pascal Computadoras, contó que cuando lo que se exigía era el 1 a 1 de Guillermo Moreno la empresa compensaba la balanza con la exportación de productos agropecuarios, pero que ahora que no existe esa exigencia, son muy pocas las DJAI que consiguen aprobación. “Creíamos que íbamos a tener problemas para hacer los pagos, pero lo más difícil ha resultado ser la DJAI, porque aprueban una de cada 20”, resalta el comerciante. “El mayor problema lo encontramos en las trabas con las DJAI”, asegura también Sebastián Tamalet, gerente de Marstech.
Aunque ambos comerciantes no apuntan a la obtención de dólares como un problema para las importaciones, Gustavo Barragán, consultor de empresas de base tecnológica y miembro de la Cámara de Empresas Informáticas del Litoral (Ceil), señala que hay empresas con dificultades porque no consiguen dólares para remitir, y necesitan ser financiadas en el exterior. “Para las pymes de Rosario, que son la mayoría, es difícil encontrar carpeta de crédito en el exterior, y especialmente cuando tiene que ser con tan poco plazo”.
“La situación ha mejorado gracias al nuevo secretario de comercio, los plazos para recibir las mercancías han pasado de 60 a 55 días, pero la situación no está solucionada, eso ocurrirá cuando se pueda importar en tiempo y forma” añade Barragán.
Según Venturi, incluso con algunos productos que adquieren habitualmente en el país están teniendo problemas. “Por ejemplo, en el caso de los cartuchos Packard, pero el proveedor donde los compramos también tiene dificultades para importarlos”, explica el titular de Pascal.
“Hay menos importación de impresoras de alta gama, como Lexmarck, y con los cartuchos de tinta va por temporadas”, resume el gerente de Marstech.”El problema no es tanto la importación, es la incertidumbre, no están claras las reglas del juego”, reflexiona.
Con respecto al precio, estos tres protagonistas del sector aseguran que el traslado de aumentos es del 100%, porque “compramos y vendemos al dólar oficial”, explica Venturi. “Nosotros importamos de China, de Chile, y los discos de EEUU. En la industria nacional arman maquinas, pero no tienen tecnología para crear chips, tenemos que importarlos, y eso se traduce en el precio”, añade.
“El rubro de la computación cotiza en dolares, y el aumento se traslada directamente a los precios. Si el dólar sube un 15%, el aumento de precio es del 15%”, detalla Tamalet, que explica que el segundo impacto sería el descenso de la venta, que podría ocasionar una baja de precios, aunque asegura que de momento usan las promociones y los descuentos para no trasladar directamente el precio de lista de los productos a los clientes.