"Si el real devalúa es más difícil que las exportaciones argentinas entren"

El dólar superó en Brasil la barrera de los seis reales por primera vez. Esto favorece a los argentinos que viajen en el verano. Sin embargo, un interrogante que surge es qué ocurrirá con el comercio bilateral y con las exportaciones hacia el principal socio del Mercosur a partir de esta nueva realidad.

En diálogo con el programa radial Base de datos (lunes a viernes de 10 a 12 hs por FM Meridiano 107.1), Marcelo Elizondo, economista especializado en negocios y en economía internacional, explicó la situación del país vecino y cómo puede repercutir en la Argentina. 

- ¿Por qué devalúa Brasil? 

- No es que devalúa Brasil, es que los mercados están en una pulseada por una situación de desconfianza que se generó en los propios mercados. Brasil tiene un problema de alto déficit de presupuesto, sobre todo del déficit financiero. El Gobierno anunció un programa, pero al mercado le pareció insuficiente. Además, anunció una serie de medidas que afectarían la capacidad de recaudación. Por lo tanto, la situación fiscal quedó vista como muy endeble y eso generó un problema de confianza y cierta salida de capitales. Por tal razón se deprecia el valor de la moneda brasileña. No hay una devaluación competitiva decidida por el Gobierno, es un problema de confianza en el que el mercado va contra el real. El dólar está al nivel más alto desde que existe el real en Brasil, a seis reales el dólar. 

- ¿Qué herramientas tiene el Gobierno de Lula da Silva para contrarrestar este fenómeno y recuperar cierta confianza? 

- Seguramente se avanzará desde el Banco Central, que es autónomo en Brasil, en la suba de la tasa de interés. Brasil ya tiene una tasa de interés muy alta, de 11% a 25%, cuando la inflación en Brasil es 4,5% anual. Probablemente ahora para tratar de incentivar la demanda de reales haya alguna suba en la tasa de interés adicional. Esto lo tomaría el Banco Central, que es una entidad independiente y autónoma. El Gobierno pretende hacer anuncios en términos de que este plan, que prevé una reducción del déficit de u$s11.000 M en dos años, va a ser efectivo. Yo creo que hay un problema de larga data, que ahora es eclosión. La economía brasileña está teniendo algunas dificultades en términos de deuda pública y de déficit de presupuesto, el real ha venido depreciándose a lo largo del año. Y allí me parece que el programa económico, que no es tan estricto ni ortodoxo como el mercado quisiera, ante las circunstancias que vive Brasil, tendrá que hacer o algún esfuerzo adicional o quedar sometido a esta desconfianza del mercado. 

- ¿Cuáles son las consecuencias para Argentina? 

- Si el real se devalúa como ocurre, en primer lugar, es un poco más difícil para las exportaciones argentinas entrar en Brasil. Hay menos rentabilidad para el exportador argentino porque el precio en dólares o en moneda argentina es menor, o si se acompaña el precio en dólares, hay menos demanda brasileña y una pérdida de competitividad para el comercio exterior argentino en el ingreso de sus productos en Brasil. Este año estamos con un comercio equilibrado en lo que va del año de unos u$s12.000 M de exportaciones y otros u$s12.000 M de importaciones. Este año la Argentina ha equilibrado la balanza con Brasil, pese a que venía con déficit año a año, y el año pasado tuvimos un déficit muy grande.

Otra línea en la que esto puede impactar es en el turismo. Para el argentino común es más conveniente ir a hacer turismo en el verano inminente en Brasil. La Argentina con precios medidos en dólares está cara. Ahora, la Argentina está en una instancia en la que busca estabilizar su macroeconomía, hay un programa de estabilización en el que se le ha puesto mucho énfasis a la estabilidad cambiaria, si bien con la incidencia del cepo, el mercado está respondiendo bien, y el tipo de cambio permanece bastante estable. La Argentina no puede darse el lujo de entrar en una guerra de devaluaciones competitivas con Brasil, porque echaría por tierra el esfuerzo que hizo en su programa macroeconómico de estabilización. Y para la Argentina, que tiene un momento distinto que Brasil, la estabilización es mucho más importante. 

- ¿La inmanencia de este fenómeno es para que preocupe al Gobierno argentino? 

- Yo creo que esto obliga al gobierno a acelerar el programa de reformas estructurales, a avanzar en la baja de impuestos, en la eliminación de regulaciones, en esto que se llama el programa de desregulación, en la eliminación de costos burocráticos y la agilización de la economía. La estabilización, de por sí, genera más instancias de competitividad y eficiencia por parte de las empresas, porque lentamente va permitiendo la recuperación del crédito, permite a las empresas trabajar en planes de mediano y largo plazo, y sin maximizar tanto la ganancia de corto plazo, alienta la inversión, sobre todo si se avanzara aún más en la apertura de la economía, lo cual permite el acople tecnológico. Pero además de la estabilización, el Gobierno tiene que ir avanzando en una aceleración del programa de reformas estructurales para bajar costos. 

- Abrimos las importaciones y se habló de un plan para darles competitividad a las empresas. ¿Es posible que algo así se pueda dar rápido a la par de una apertura que promete ser rápida?

- Primero, la apertura no va tan rápido, va gradual, va a paso sostenido, pero va contemplando las dificultades. La Argentina el año pasado fue la tercera economía más cerrada del mundo, con menor nivel de importaciones en relación al PBI. Es la economía con menor nivel de importaciones en relación al PBI de toda Latinoamérica.

Este año lentamente está avanzándose en algunas reducciones de límite a la importación, pero todavía tenemos altos aranceles, todavía la desregulación para eliminar trabas no arancelarias avanza, pero no ha culminado su proceso. Con la caída de las importaciones de este año, que es marcada, 20% en relación al año pasado, probablemente estemos entre las dos economías con menor nivel de importaciones en relación al PBI del mundo. Por lo que me parece que lo que deberíamos plantearnos es cómo la Argentina no podría competir contra niveles de importación equivalentes a los de nuestros países vecinos. Las importaciones representan el 14% del PBI, y en el mundo esa cifra es 30%, en Latinoamérica es alrededor de 27%, nosotros apenas 14.

Claramente la Argentina va a tener que importar más. Ahora, para eso es cierto que hay que hacer un esfuerzo de mayor competitividad. Yo insisto en que la estabilización es una gran ayuda para que la microeconomía de las empresas aliente ir mejorando procesos. Y luego, sí, hay que ir avanzando en las reformas estructurales de las que hablábamos antes. Va bastante veloz. Ahora, esas reformas no pueden ocurrir en pocos meses. Y hay algunos planos en los que aún con una consistencia como el Gobierno está teniendo, y hay que remarcarlo, son de difícil abordaje, sobre todo el plano provincial y municipal.