Ganaderos advierten sobre riesgos de descapitalización

La cría de ganado enfrenta una de las peores campañas de los últimos años debido a las fuertes restricciones de forraje y los altos costos de suplementación en el invierno. Tanto el precio del ternero como el de la vaca han experimentado un retraso significativo, lo que agrava la situación.

Según el índice Rosgan, el precio del ternero acumula un atraso del 38% anual en términos reales. Lo mismo sucede con la vaca destinada a faena, que registra un retraso promedio del 38% en el último año. En el caso de la vaca flaca, presionada por la oferta generada debido a la sequía, el quebranto interanual asciende al 50%.

Estas dos categorías representan la principal fuente de ingresos para los criadores, quienes utilizan esos ingresos para mantener su estructura productiva durante todo el año. Según los modelos elaborados por la Dirección de Estudios Económicos del Ministerio, se estima que este año los ingresos por venta de terneros y vacas arrojarán alrededor de $60.850 por hectárea, lo que representa un 40% menos que el año anterior.

Es importante tener en cuenta que estos modelos no consideran las variaciones en la cantidad de cabezas y kilos vendidos en cada ciclo. Aunque este año se observa un aumento en la cantidad de terneros, muchos criadores han tenido que realizar destetes anticipados debido a la escasez de pasto, lo que ha llevado a una disminución en los kilos obtenidos por animal. Los valores obtenidos son casi un 40% inferiores a los del año anterior, medidos en moneda actual.

La sequía ha afectado severamente al sector agropecuario en general. Esto ha llevado a que los invernadores, que son grandes demandantes de ganado liviano, estén ausentes o tengan un poder de compra muy limitado debido a las restricciones de pasto. Además, la falta de liquidez proveniente de la agricultura ha impactado en el sector ganadero, que solía recibir importantes flujos de fondos como protección de valor.

En este contexto, el desafío para los productores es cómo atravesar un año con menores ingresos y sin acceso a crédito, evitando caer en un proceso de descapitalización. Hasta el momento, se ha observado un importante desprendimiento de vacas, tanto por la sequía como por la necesidad de cubrir la falta de fondos generada por la venta de terneros.

Los datos de faena de vacas muestran un aumento del 27% hasta abril en comparación con el mismo período del año pasado. Aunque mayo ha registrado una leve disminución en relación con abril, sigue siendo superior al año pasado. La venta de vacas se ha convertido en una forma rápida y efectiva para generar los recursos necesarios, a pesar del bajo valor al que se están vendiendo.

Históricamente, la relación de reposición de una vaquillona preñada en relación con una vaca de descarte ha fluctuado entre 2,0 y 2,5. El año pasado, la relación fue de 2,3, mientras que actualmente, debido a la desvalorización de la vaca, se encuentra en 2,8. Esto indica que se requieren más vacas de descarte para adquirir una vaquillona preñada. Este aumento en la relación de reposición se debe principalmente a la desvalorización de la vaca y no contempla la mayor demanda que se espera cuando los campos recuperen receptividad y se acerquen momentos de mayor definición electoral.

En resumen, la sequía ha generado graves dificultades en la cría de ganado, con restricciones de forraje y mayores costos de suplementación. Los precios del ternero y la vaca han sufrido un retraso significativo, lo que ha impactado en los ingresos de los criadores. La falta de acceso a crédito y la necesidad de generar fondos han llevado a un desprendimiento de vacas. La descapitalización se ha convertido en una preocupación para los productores, y se espera que la situación empeore a medida que avance la campaña y se acerquen las elecciones.