Engorda inversiones para ampliar producción y sumar un eslabón al negocio

Con una estrategia de crecimiento silenciosa pero sostenida, Gagsa, la unidad de negocios agroganadera del Grupo GJS, viene de completar en el último año y medio una serie de inversiones que le permitieron llevar al límite su capacidad productiva en el negocio porcino y, al mismo tiempo, dar un paso clave hacia la integración industrial con el desembarco en el negocio del desposte. Detrás de esta expansión está la familia rosarina Gagliardo, muy ligada al mundo empresario, y en particular Andrés Gagliardo, quien conduce los negocios ganaderos del holding que también incluye a la constructora Obring.

En diálogo con Punto biz, Gagliardo confirmó que, a partir de ajustes y modificaciones en la infraestructura existente del Establecimiento El Calafate, el campo familiar ubicado en la localidad santafesina de Tortugas, lograron superar el tope de capacidad instalada previsto originalmente. Allí funciona el centro de cría porcina del grupo, que pasó de 3.200 madres en 2023 a 3.500 en la actualidad, el máximo posible sin realizar una ampliación estructural de gran escala.

“El crecimiento se dio corrigiendo algunos diseños y haciendo cambios muy puntuales, sin necesidad de sumar metros cuadrados. Eso nos permitió incorporar unas 300 madres adicionales con una inversión relativamente acotada”, explicó Gagliardo. Hoy, la granja opera a plena capacidad y viene trabajando “a tope” desde mediados de este año.

Con esa primera etapa ya consolidada, el grupo tiene en carpeta un proyecto más ambicioso: sumar otras 1.500 madres, lo que implicaría una nueva ronda de inversiones en galpones de cría, engorde y sitios productivos. Sin embargo, la decisión quedó atada al contexto macroeconómico y, en particular, al acceso al financiamiento. “La idea es encararla en 2026, siempre que las condiciones crediticias lo permitan. Hoy está todo bastante confuso y preferimos ser cautos”, señaló.

El empresario reconoció que la ecuación del negocio porcino cambió de manera significativa en el último tiempo, especialmente por el ingreso de carne desde Brasil, que alteró la histórica relación de precios con la carne vacuna y presionó a la baja la rentabilidad. “Antes el precio del cerdo se movía en torno al 70% o 75% del valor de la carne de vaca. Hoy eso se rompió: el techo lo pone Brasil, con precios muy competitivos y una cadena mucho más integrada”, explicó. En ese escenario, la escala y la eficiencia pasaron a ser factores decisivos para sostener márgenes cada vez más ajustados.

Un eslabón más

Aun con ese contexto desafiante, Gagsa avanzó en paralelo con otra inversión estratégica: el ingreso como accionista en una planta de faena ciclo 2 ubicada en la ciudad de Córdoba, lo que le permitió desembarcar en el negocio del desposte y sumar un nuevo eslabón a su cadena de valor. La operación se concretó a fines de 2024, cuando el grupo adquirió parte de una planta prácticamente nueva que había sido montada por capitales españoles y que llevaba pocos meses en funcionamiento.

La sociedad, que opera bajo el nombre Interpork, está integrada por Gagsa junto a otros socios: El Hinojo (de Entre Ríos), Isowean, el Grupo Dos Ríos y el empresario cordobés Eduardo López, proveedor de servicios de frío y logística para distintas industrias a través de la firma Congelados Centro. Actualmente, la planta faena unas 16 jaulas por semana y funciona como una experiencia de aprendizaje para el grupo en un segmento hasta ahora inexplorado. “Estamos explorando el negocio, entendiendo la dinámica del ciclo dos y viendo cómo integrarlo mejor con nuestra producción primaria”, resumió Gagliardo.