Arrancó a los 40, y estudió a la par de ejercer la abogacía y la docencia

Al inicio de la licenciatura, tuvo que mantener “una disciplina de hierro para cursar y al mismo tiempo seguir trabajando como abogado y como docente”

Oriundo de la ciudad de Esperanza, Carlos Zambón trae consigo una trayectoria universitaria y profesional interesante. Confirma el mandato familiar y recuerda la imposición por parte de sus abuelos, llevándonos al pasado para revelar su origen a través de la llegada de sus antecesores a la Argentina, escapando de la Primera Guerra Mundial.

“Una de las cosas más importantes con que mis abuelos se encontraron al llegar a nuestro país fue que la educación, en todos sus niveles, era pública y gratuita, algo que en su país natal no existía“, reflexiona el licenciado.

Cursó solo dos años de Letras porque “la atmósfera represiva que se vivía en aquella época y la salida de algunos de los mejores profesores de entonces terminó por alejarme del cursado”, recuerda.

Fue de las letras al derecho, ya que terminado el servicio militar comenzó la carrera de abogacía. Lo que más rescata del trabajo con la ley es la práctica profesional, pero eso no le alcanzó: “Me resultó mucho más entretenida y creativa esta parte, y sobre todo me permitió lograr el sostenimiento económico autónomo, pero me faltaba algo”, sostuvo.

Por eso se acercó a la carrera de Historia cuando tenía cuarenta años: “Para enfrentar ese desafío me fue imprescindible organizar los tiempos, levantarme muy temprano, mantener una disciplina de hierro para cursar una carrera como ésta, y al mismo tiempo seguir trabajando como abogado y como docente en la UNL”, y agrega: “La Historia es apasionante, atrapa. Conjuga las dimensiones sociales, económicas, políticas y culturales de un modo holístico”.

Para leer más sobre el Especial Cuadro de Honor, suscribite a Punto biz