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Gestión

Por Daniel Colombo

Cuatro pasos para aprender a aprender, desaprender y otros conceptos de hoy

Colombo

Por Redacción

En el mundo actual necesitamos estar constantemente capacitándonos. La exigencia de las empresas es cada vez más alta en cuanto a lo que se espera de nosotros como líderes, gerentes y profesionales. En este contexto de desarrollo de competencias constante es necesario poder incluir una que distingue a las personas eficaces de aquellas que no lo son. Esta habilidad es la de aprender a aprender y a desaprender.

 

Hay líderes y cabezas de empresa que no han podido desaprender nada. Son los que obligan a los miembros de su organización a “amoldarse a sus formas”, cuando muchos de ellos, seguramente, tienen formas más eficientes, más rápidas y de menor costo, para resolver los desafíos.
 

Los dominios del saber y los sesgos a los que estamos sometidos son formas de pensamiento individual, es decir, todos los tenemos, y nos sirven para decidir qué hacer frente a cada situación. Podríamos categorizarlos de la siguiente forma:


1. No sé que no sé
Este es el caso típico de personas que por su cargo, experiencia o tipo de autoridad toman decisiones en donde ellos no tienen conocimiento real. De alguna forma son personas que no pueden ver sus propios límites en cuanto a lo que pueden resolver en realidad y lo que no. Se concentran más en el tipo de autoridad que tienen o en su estatus que en los datos que tienen para tomar ciertas decisiones.
 

2. No sé que sé
Si a lo largo de nuestra vida hemos adquirido una serie de habilidades, aunque no podemos explicarlas ni traducirlas fácilmente para que otros las puedan aplicar, o nosotros mismos no las podamos explicar, estamos frente a un dominio del saber que se caracteriza por la eficacia en los resultados, pero en su imposibilidad para identificarlo.
 

Las consecuencias de esto pueden ser que, por ejemplo, puedo saber reparar un auto, pero no sé explicar por dónde empezar a hacerlo, qué materiales necesito, qué pasos debo seguir. Y por supuesto, me es imposible dejarlo que otro lo haga porque no hay un método que darles para que ellos lo hagan por sí mismos.
 

3. Sé que no sé

Tomar conciencia de qué es lo que sabemos y qué no sabemos es clave. Nos permite anticipar problemas, elaborar estrategias y “armarnos” frente a lo inesperado. Cuando sabemos que no sabemos algo estamos listos, o deberíamos estarlo, para pedir ayuda. Solo podemos crear estrategias para resolver problemas nuevos si asumimos la responsabilidad que implica no saber algo.

 

4. Sé que sé
La idea sería estar siempre en este punto. Aquí tenemos conciencia de nuestros dominios del saber. Tenemos un mapa. Desde aquí y solo desde aquí, es posible hacer el camino progresivo para aprender mejores habilidades que sé que necesito. O un camino regresivo, es decir, habilidades que necesito seguir mejorando,
desaprendiendo o perfeccionando. Para saber que sé habré necesitado revisar lo que sabía, haber tenido la opinión de otros que me ayudaron a entender lo que no sabía y asumir la responsabilidad con lo que aún no sé, pero quiero saber, por ejemplo, el caso del idioma japonés que te mencioné antes.

 

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