Trabajar en casa y cobrar en dólares deja ser tan buen negocio

A los más de un millón de profesionales argentinos que venden sus servicios de manera freelance a clientes del exterior, el nuevo cepo al dólar les generó más de un dolor de cabeza. Si bien la fórmula de trabajar desde casa y cobrar en billetes estadounidenses, puede resultar atractiva es también un problema y no todo lo que reluce es oro.

Es que a partir de las limitaciones cambiarias y de la brecha entre el dólar oficial y el blue, el trabajo freelance deja de ser tan buen negocio. Como están obligados a liquidar al valor oficial, pierden en el camino buena parte de sus ingresos. Y además deben pagar impuestos sobre esos cobros al exterior. “Traigo 74 pesos por dólar al país y a partir de ahí, tengo una carga impositiva. Así que me deben quedar menos de 55 pesos por dólar que gano”, explica un diseñador que vende sus servicios al exterior.

Quienes hoy venden a otros países cobran por PayPal pero para poder acreditar el dinero deben a hacerlo sí o sí a través de una fintech (Nubi o Prex) que pesifican esos fondos y cobran una comisión que según el monto puede ser hasta u$s12. Estas plataformas convierten dólares a pesos y los transfieren a una cuenta bancaria del usuario.

“Como exportadores, todo lo que facturan deben liquidarlo en 5 días hábiles, y convertir a pesos al tipo de cambio oficial. Tienen que pagar derechos de exportaciones del 5% pero si son pymes y a partir de mínimo de u$s600.000 al año y recién ahí pagan, lo cual también le merma ingreso”, describió Nanci Eterovich, especialista en impuestos del Estudio Casiello.

La normativa hoy contempla que se deben liquidar divisas cuando un residente presta un servicio a un no residente. Antes si un trabajador independiente prestaba el servicio a un cliente de afuera, no había exportación y por lo tanto no le correspondía liquidar divisas. “Están obligados a pagar Ganancias si el profesional está inscripto e Ingresos Brutos si está radicado fuera de Santa Fe (en la provincia está exento). El mayor problema es que tienen que pesificar lo que cobran y después si necesitan pagar servicios, como servidores o licencias de software, lo hacen con un dólar a $130”, opinó Eterovich.

La situación complica especialmente a quienes prestan servicios de importes bajos, honorarios que pueden ser de 50, 100 o 200 dólares, ya que el costo de la transferencia más los gastos bancarios de las liquidaciones hacen que lo piensen dos veces antes de facturar desde Argentina.