Reconvirtió un cine histórico para volver a grandes ligas

Corrían los últimos días de agosto de 2018 cuando se conoció la noticia de que el cine Monumental cambiaba de dueños. Tras varios años difíciles en términos económicos, el negocio iba en picada. El deterioro de sus instalaciones y la falta de inversión en tecnología marcaron una creciente caída del público que, en muchos casos, elegía las grandes cadenas de los shoppings para ver películas, aunque esto significara pagar un costo mayor en la entrada.

Sin embargo, el traspaso de manos, lejos de corroborar los malos augurios que en ese momento circulaban en torno al futuro del complejo, pusieron en marcha un largo proceso de remodelación para devolverle al cine el brillo que supo tener en otra época. El nuevo grupo societario adquirió el complejo y cambió su nombre al de Nuevo Monumental, para remarcar que el cine que vendría sería muy distinto al que la gente conocía. El proyecto de obras fue definido bajo la dirección de Adrián Ortiz, uno de sus socios, quien hoy en día es el asesor y director de contenidos del cine y también su cara más visible.

Ortiz empezó desde muy joven trabajando en el rubro cinematográfico, siguiendo el negocio familiar que su padre había comenzado en Córdoba. “Mi papá empezó siendo caramelero a los 11 años, después boletero, operador y gerente de varios cines. Luego se mudó a Buenos Aires y fue el programador del Village, la primera cadena extranjera que llegó al país. Ahí yo entré a trabajar con él, aprendiendo sobre como operaban las corporaciones americanas”, destacó. Juntos armaron Lumiere Films, una oficina de programaciones y asesoramiento de cines independientes, que instruye a aquellas personas que inician en el rubro y con la cual hoy programan más de 200 pantallas a nivel nacional.

Paralelamente, el empresario formó junto a otros socios Celuloide Digital, una empresa que vende equipamiento cinematográfico y representan varias marcas del exterior, comercializando en todo el país. Fue dada su gran trayectoria que a Ortiz le llegó el ofrecimiento para hacerse cargo del Monumental, que en ese momento estaba a punto de quebrar.

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