Un arco opositor empieza a resistir las embestidas de Pullaro

Algo parece estar cambiando en la política santafesina. A un año del contundente triunfo electoral conseguido por Maximiliano Pullaro, distintos actores que conforman el universo del poder empiezan a exhibir señales de que no le harán sencillo el tránsito para avanzar con todas las reformas que el gobernador intenta aprobar.

Desde los gremios estatales hasta una oposición variopinta, pasando por los actores centrales de la Justicia, todos empiezan a mostrar rasgos de resistencia frente a la centralidad que el gobernador impuso desde que asumió el cargo. Hasta aquí, hubo apenas atisbos de discutir sus propuestas y medidas. Tibios o escasos, según los actores que se le pusieran enfrente. El radical avanzó casi a su antojo. Incluso con el acompañamiento de algunos sectores que ahora lo fustigan duramente, como es el caso del bloque que encabeza Amalia Granata.

La reforma jubilatoria que aprobó el oficialismo en la semana con un cuestionable apuro legislativo pareció convertirse en un catalizador para la oposición. Los incidentes, dentro y fuera de la Cámara de Diputados, la forma en que se desarrolló la sesión, parecieron terminar definitivamente con el tiempo de compostura, concordia y acompañamiento resignado al que fueron sometidos –o se sometieron– los derrotados de diciembre. Seguirán en minoría, pero ahora al menos decidieron alzar la voz.

Opositores buscando unidad y oficialistas limando diferencias

El peronismo, como tantas otras veces, tiene a sus distintas tribus dispersas. La unidad es forzada. Puede asomar, como el jueves, cuando el oficialismo impone los temas con el brío de su mayoría. Entonces sí, el perottismo puede jugar cerca del Movimiento Evita, y a ellos sumarse los del Frente Renovador o los que reportan a Marcelo Lewandowski. Utilizando un viejo eslogan vinculado con la economía podría decirse: es la supervivencia, estúpido. 

El partido rechazó la reforma jubilatoria. Insiste en que Pullaro y sus ministros inflaron los números del déficit que presenta la caja provincial. Indican, además, que al menos dos terceras partes de ese rojo serían subsanados si se lograse que Nación hiciera los aportes que, por ley, debe efectuar. Vale decirlo: sin importar el color político de quien gobierne en la Casa Rosada, lo que el peronismo plantea con lógica es algo que hace mucho tiempo no sucede. 

Lo cierto es que el PJ estalló el jueves por una votación apurada, so pretexto de los incidentes que alteraban la actividad legislativa. En un documento el partido planteó que “la Legislatura no puede ser una oficina del Gobierno de Pullaro”, y marcó como “inadmisible que se utilicen mayorías circunstanciales para imponer reformas de esta magnitud”. 

No fueron los justicialistas los únicos que recuperaron nuevos bríos con la reforma previsional. Granata hizo su show y se mostró como la más acérrima antagonista de Unidos y de Pullaro. Públicamente criticó con dureza al gobernador. Lo acusó de inflar la planta de empleados, de destinar millonarias sumas para ser blindado por los medios de comunicación y de buscar, con todo ello, comenzar a pavimentar el camino de una presunta reelección, algo que hoy la Constitución no le permite. 

En tiempos en los que compartían la Legislatura Pullaro y Granata trabajaban muchas veces en tándem. Incluso, durante la campaña, la ex animadora televisiva lo destacó. Algo ha sucedido para que Somos Vida se haya constituido en el espacio más crítico de todos. Algunos ven en esa actitud una estrategia de Granata para comenzar a posicionarse pensando en las elecciones del año próximo. ¿Jugará en algunos temas cerca del peronismo? Por lo pronto, el bloque de los celestes ya avisó que presentará un recurso en la Justicia para que se anule la sesión del jueves y que, mientras se resuelve ese planteo, se impida que entre en vigencia la nueva ley jubilatoria. 

Mientras los opositores se envalentonan, en Unidos muchos mascullan por lo bajo cierto malestar por el modo en que se manejaron algunas cuestiones. Ese malestar nace, en especial, desde el socialismo. Aunque lograron cambios en el proyecto original que tenía el Ejecutivo, el partido de la rosa sintió cierta incomodidad frente a lo que muchos ven como un retroceso frente a banderas que enarboló en su momento Hermes Binner, uno de sus máximos referentes. 

Para afuera, ministros y legisladores se mostraron juntos, en la misma sintonía: defendieron la ley, la sesión y hasta el operativo policial. No podían más que mostrarse de esa manera. Cualquier otra escena hubiese dado una muestra inconveniente de debilidad o distanciamiento. A nadie le conviene eso en la coalición oficialista. Pero no es menor que algunos legisladores del PS no hayan participado de la sesión. ¿Cuestiones de salud, como se alegó públicamente, o diferencias difíciles de digerir frente a lo que se debía votar? 

En los próximos días habrá un cónclave de Unidos. La idea es debatir sobre las reformas que vienen. Es de esperar que entre los socios se pasen alguna factura antes de hacer un borrón y cuenta nueva para poder seguir remando juntos.  

Los opositores no son los únicos que resisten. Pullaro está haciendo caminar por un desfiladero a los principales actores de la Justicia, empezando por los integrantes de la Corte Suprema. Por ahora, los cortesanos resisten el embate como pueden. Pero ostentan una posición de poder que nadie puede desdeñar. En ese ámbito podrán empezar a tratarse algunos recursos como el que presentaría no sólo Somos Vida, sino también algunos gremios estatales –con los docentes a la cabeza– para anular la ley de reforma jubilatoria o al menos algunos de sus articulados. 

Entre los trabajadores de la Justicia se advirtió en agosto cómo se aceleraron los trámites jubilatorios de muchos magistrados que no querían marcharse y que ahora ven que quedarse, con los cambios que impone la reforma, ya no es conveniente. La norma aprobada el jueves los incomoda profundamente. Por los aportes y por sus futuros haberes jubilatorios. Pullaro lo tiene claro. Por eso, cerca del gobernador filtran que la estrategia para los próximos pasos tendrá como objetivo inicial la renovación de la Corte y luego la reforma constitucional. En el Ejecutivo nadie quiere que los cortesanos apuntados, que últimamente se reparten dardos con el gobierno, puedan seguir ocupando sus poltronas con una Constitución nueva y actores ávidos por discutirla en la Justicia.