Textiles rosarinos sondean insumos del exterior para ser más eficientes

Frente a un escenario cada vez más desafiante para el sector manufacturero, empresarios de la indumentaria y el calzado de Rosario comenzaron a redefinir sus estrategias de abastecimiento y producción con el objetivo de mejorar su competitividad. En un contexto de apertura de importaciones, caída del consumo y presión por parte de los clientes para ofrecer precios más accesibles, las firmas locales exploran nuevas herramientas para sostener márgenes, defender puestos de trabajo y no perder presencia de mercado.

La opción de incorporar insumos del exterior, especialmente materias primas que no se producen localmente o que tienen un costo demasiado elevado, empieza a instalarse como una vía de ajuste posible. No se trata de importar productos terminados, sino de buscar tejidos, insumos y materiales que permitan ampliar la variedad de artículos ofrecidos, sumar calidad, y ganar eficiencia.

“Hoy no alcanza con querer sostener la producción nacional a cualquier precio. Tenemos que cuidar la estructura local, sí, pero también adaptarnos. Si no bajamos costos, no vendemos”, resume Silvana Dal Lago, titular de Sonder, una de las firmas líderes de indumentaria deportiva en la región.

La empresaria fue una de las participantes de una reciente misión comercial a China, país al que viajó para conocer proveedores textiles y analizar posibilidades de compra directa de telas e insumos. El Gobierno de la Provincia de Santa Fe, a través del Ministerio de Desarrollo Productivo, impulsó la participación de 18 empresas santafesinas en la Feria de Importación y Exportación de China 2025 realizada en Canton. Regresaron hace una semana. La evaluación de Dal Lago fue contundente: “Volví muy impactada. No solo por los precios, que son significativamente más bajos, sino por la variedad. En Argentina hay una o dos opciones de gramaje para un mismo tipo de tela. En China, encontrás diez, quince variantes. Eso te permite diseñar distinto, ampliar la línea de productos y competir”.

En diálogo con Punto biz, Dal Lago enfatiza que su empresa no está interesada en convertirse en una importadora, pero sí en establecer relaciones comerciales estables y trazables con proveedores internacionales. “No quiero comprarle al que trae lo que se le ocurre y te vende una vez. Quiero trabajar con alguien serio, que me permita mantener un estándar de calidad. Si no, no puedo planificar ni garantizar a mis clientes lo que van a recibir”.

Desde su visión, la industria nacional debe reaccionar y revisar sus propias estructuras de costos. “Yo amo la industria nacional, y la defiendo. Pero les dije a mis proveedores: no puedo pagar más cualquier precio. Si ustedes no se acomodan, me tengo que mover. Yo también tengo que cuidar mi empresa”, sostuvo.

Una mirada similar comparte Marta Mercau, fundadora de The Bag & The Belt, una pyme rosarina especializada en marroquinería. También ella fue parte de la delegación empresaria que viajó a China, en su caso con el foco puesto en encontrar materiales que puedan mejorar sus productos sin disparar los costos.

“El objetivo no era exportar, porque en calzado y marroquinería eso es casi imposible con China. La idea fue ver qué podemos traer para sumar valor a lo que ya hacemos. Vimos insumos de excelente calidad, proveedores con mucha predisposición para trabajar con diseños propios y capacidad técnica muy desarrollada”, señaló Mercado.

La empresaria destacó que los proveedores chinos mostraron apertura total: “Están dispuestos a hacer lo que necesites, te desarrollan productos a medida, te responden rápido. Obviamente hay que evaluar mínimos de compra y tiempos logísticos, pero si planificás con tres o cuatro meses de anticipación, se puede trabajar”.

Además, señaló que el panorama para importar hoy es más previsible que en años anteriores. “No hay trabas para importar materiales, se puede pagar en tiempo y forma. Es una herramienta que no se puede descartar si queremos seguir ofreciendo un buen producto a un precio lógico”.

Las experiencias de Dal Lago y Mercado no son aisladas. En la última edición de la Feria de Cantón -una de las más grandes del mundo- se registró un récord de participación argentina, con un 90% más de empresarios nacionales que el año anterior. El dato refleja un interés concreto por parte de las pymes locales en abastecerse de insumos del exterior ante la falta de competitividad de la industria nacional y la mejora en las condiciones para importar.

En este nuevo escenario, muchas empresas comienzan a explorar un modelo mixto: seguir trabajando con proveedores argentinos donde sea posible, pero complementar esa estructura con insumos extranjeros que permitan ajustar costos y mejorar la propuesta comercial.

Dal Lago incluso planteó la posibilidad de mirar a Brasil como opción intermedia: “Si tengo que soltarle un poco la mano a mis proveedores argentinos, prefiero dársela a un empresario brasileño. Está más cerca, comparte nuestra realidad y hasta puede contribuir al desarrollo regional. No quiero ser parte del crecimiento chino, porque sinceramente creo que pueden terminar pisándonos”.

Si bien importar insumos puede ser una herramienta valiosa, los empresarios también advierten que no es una solución mágica. Requiere planificación, conocimiento del mercado internacional, gestión logística, y sobre todo, una estructura interna flexible que pueda adaptarse a estos cambios.

Además, la decisión de abrirse al abastecimiento externo no está exenta de tensiones. Supone, en muchos casos, renegociar vínculos con proveedores históricos, y asumir que la lealtad industrial debe convivir con la eficiencia económica.

“Es un dilema. Nadie quiere abandonar a la industria nacional, pero tampoco podés fundirte por sostener precios que ya no tienen sentido. Lo ideal sería que todos los actores -proveedores, fabricantes, Estado- entendamos que tenemos que adaptarnos o quedarnos afuera”, concluyó Dal Lago.