Startup con ADN rosarino busca u$s2.5 M para apurar salida a mercado

Hace casi dos años Punto biz contaba la historia de Joaquin Fisch, un ingeniero industrial nacido en Corrientes pero adoptado por la Cuna de la Bandera desde el inicio de su formación profesional en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Junto a sus socios en la startup Nat4Bio, desarrollaron una protección física-química para retener el peso de la fruta, es decir que no pierda humedad y además pueda ser más resistente a los golpes propios del traslado hasta la mesa familiar. Pero la compañía está dando pasos en firme de cara a un objetivo fundamental: salir a fase comercial.

En esa línea, Nat4Bio tiene activa una ronda de inversión con la que buscan levantar capital clave antes de fin de año. “Tenemos abiertos dos planes de trabajo en lo que respecto a levantar financiamiento. Una guía de máxima que pauta u$s2.5 M y otra, más modesta, de u$s1.5 M de cara a una serie de objetivos. Ambos lineamientos tienen plazos posteriores específicos para el mismo fin: pasar a la etapa regulatoria tanto en Argentina como en Estados Unidos y luego lanzar comercialmente el producto”, mencionó Fisch, en contacto con Punto biz.

Al mismo tiempo, el ABC del trabajo establece la expansión del portfolio con la consiguiente expansión del plantel de Personal de la base operativa de la startup en la provincia de Tucumán, zona de frutales por antonomasia.  “Tenemos estimaciones muy buenas que van de  meses a 18 meses para salir a mercado. Es un plazo muy interesante. Hoy técnicamente nosotros tenemos un producto desarrollado para cítricos. Está muy avanzado el desarrollo con peras y manzanas, aunque creo que falta una campaña más de pruebas y luego vienen las experimentaciones con frutillas y arándanos, donde todavía faltan dos o tres campañas de trabajo. Lo cierto es que para ir agregando nuevos cultivos hace falta más gente, y eso también pretendemos lograrlo con la ronda de inversión”, precisó el emprendedor.

Fisch está asociado con la bioquímica Julia Fariña. La base del desarrollo son biomoléculas de hongos y bacterias que permiten reemplazar los pesticidas que hoy son el elemento reinante en las soluciones químicas que se colocan sobre los frutos. “En el mercado existen ceras que se obtienen de síntesis química y también pesticidas químicos, nuestra meta es poder reemplazarlos mediante el uso de un producto en la etapa de postcosecha”, explicó en su momento Fisch.

“Logramos desarrollar en un espacio controlado un microorganismo que cuando crece libera el potencial protector. Empleamos bacterias y hongos filamentosos, prescindiendo del uso de levaduras”, sumó sobre las experiencias que se desarrollaron en laboratorios de Tucumán.

“Realmente estamos muy entusiasmados con las novedades regulatorias que vienen desde el Senasa. Están adaptando procesos de Fast track para componentes, productos o moléculas que ya tengan antecedentes relevantes en algún otro país serio. Para nosotros eso es muy interesante porque el producto está hecho usando componentes que en diferentes industrias están aprobados. No son moléculas nuevas, lo que es nuevo es la formulación. Además otro buen punto es el hecho de que aprueben procesos de laboratorio que no necesariamente se hablan en establecimientos que formen parte de la Red Senasa, hecho que ralentizaba mucho cualquier proceso”, puntualizó Fisch.