AgTech santafesina dio el salto y desarrolló un software en Santa Fe para mejorar un producto probado, que permite ahorro de costos y ambiental.
Lo que empezó siendo simplemente un acuerdo de representación, derivó en una alianza productiva que torció el futuro de una agtech santafesina. DVM, pyme con base en Casilda, se alió con la empresa inglesa Micron Sprayers Limited, y desarrollaron en conjunto a Micromax-E, una máquina de aplicación de gotas controlada para pulverizadores que, aseguran, “es la más desarrollada en su tipo hasta el momento”.
En rigor, Cristian y Joel Riguero, las cabezas detrás de DVM, desarrollaron un software que se combina con la máquina de Micron -empresa con 70 años de trayectoria en el mercado- para mejorarla. Lo que permite la tecnología diseñada en Santa Fe es realizar el monitoreo sobre la operación de la máquina para lograr un mayor control y precisión; lo cual redunda en una menor cantidad de agua, productos y, finalmente, dólares invertidos para pulverizar los cultivos.
La idea surgió tras detectar un punto ciego en una de las máquinas de innovación tecnológica que comercializaban. Así, la empresa europea se convirtió en una suerte de socia estratégica.
“Esta alianza es fuerte, ya que con solo dos años de trabajar juntos en la comercialización, DVM se terminó convirtiendo en el brazo de desarrollo tecnológico a campo de los equipos de Micron; además de seguir comercializando sus productos en Argentina, Uruguay y Paraguay”, señaló Riguero.
Gracias al nuevo producto creado en conjunto, a partir de 2025 DVM se convirtió en representante comercial de los equipos de Micron a nivel mundial, y ya tienen el plan trazado de desembarcar en Brasil, Australia y Estados Unidos.
En este último tendrán sede propia, mientras que en los otros países operarán a través de distribuidores locales, lo cual no resta mérito, ya que realizarán el desarrollo y la aplicación local.
Un sistema bueno para el medioambiente y el bolsillo
Micron Sprayers Limited fue fundada en la Inglaterra de 1954, por lo que cargan con siete décadas de experiencia en el sector, siendo pioneros de la tecnología de aplicación controlada de gotas, conocida como CDA (Control Dropped Application).
Estas máquinas funcionan a través de un sistema rotativo que logra reducir la cantidad de líquidos aplicados por hectárea, permitiendo utilizar la cantidad de gotas que se elijan y del tamaño que se necesiten, desterrando el viejo sistema de pulverización.
“Mientras que el sistema tradicional utiliza 150 litros de agua dulce por hectárea, el sistema CDA reduce el consumo a 15 litros por hectárea aplicada”, acotó Riguero, y agregó: “Así como baja el consumo de agua, también lo hace el de agroquímicos, fertilizantes y fitonutrientes, volviéndose un sistema que ahorra tanto en recursos naturales como monetarios”.
La historia de un romance internacional
DVM significa Diámetro Volumétrico Medido y está encabezada por Joel y Cristian Riguero, dos primos hermanos que unieron recursos y conocimientos. Joel es especialista en agricultura de precisión, mientras que Cristian, luego de recibirse de Ing. Agrónomo, se especializó en la actividad comercial y el marketing.
Aunando conocimientos comenzaron con el acuerdo de comercialización con Micron y no tardaron en encontrar un punto ciego a mejorar: si bien las gotas son controladas por los productores, es algo programado cuyo desempeño puede conocerse tras aplicarse.
Por eso, desarrollaron un software que permite controlar la cantidad de aplicación en tiempo real, logrando una mayor capacidad de control y precisión en los cultivos.
Un producto con tecnología de punta
La unión de la industria de Micron con la inteligencia y experiencia de los argentinos, derivó en Micromax-E: la máquina de aplicación de gotas controlada más desarrollada hasta el momento.
Se comercializan por metro lineal de barra y el precio ronda los u$s3.100, y ya con menos de un año de uso el producto es amortizado. Para ilustrarlo, Cristian comentó: “Los equipos que trabajan 20 mil hectáreas, manteniendo la misma cantidad de gente, horas trabajadas y velocidad, con el uso de una máquina de Micron logran aumentar su capacidad a 40 mil hectáreas”.
A lo largo de estos dos años han instalado entre tres y cuatro máquinas por mes. Actualmente uno de sus clientes más fuertes es Arauco, la mayor empresa forestal de Argentina, que cuenta con 263 mil hectáreas de patrimonio forestal en Misiones y Buenos Aires.
Cristian Riguero ve al campo como “una fábrica a cielo abierto”. “A muchas de las variables no las podemos controlar pero las que sí se pueden, buscamos y desarrollamos la tecnología adecuada para controlar la mayor cantidad de variables”, dijo Riguero.
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