Salió la quiebra de la vieja Cotar y el personal busca quedarse con la planta

Luego de más de 8 décadas y media un dictamen de la jueza civil y comercial de la 17° Nominación, María Silvia Beduino, decretó el pasado 2 de junio la quiebra de Sociedad Cooperativa de Tamberos de la Zona de Rosario Limitada, ni más ni menos que la entidad conformada por productores lecheros que le dio vida a la emblemática marca Cotar. La definición judicial llegó a poco más de un año de la conformación de una nueva cooperativa, esta vez ya no integrada por productores lecheros, sino por trabajadores de la planta de barrio Ludueña que en 12 meses pudieron incrementar el flujo de procesamiento de materia prima y, aunque con márgenes muy ajustados, lograron cerrar un primer balance con números en positivo.

Aunque en rigor de verdad las etiquetas de Cotar siguen en el mercado, lo cierto es que a principios del mes en los Tribunales de Rosario se avanzó en la quiebra de la estructura que había dado forma a una compañía desde el año 1935. La decisión de la magistrada estimula a los ahora ex empleados que recuperaron en parte el ritmo de producción y que buscan ser compensados por una deuda salarial que suma $1.100 M.

“La estructura actual es rentable y para muestra basta el primer balance que si bien dejó expuestos márgenes acotados, posibilitó buenos ingresos mensuales para los 130 asociados y permitió invertir unos $300 M para la puesta a punto de la maquinaria y eso además logrando incrementar el flujo de materia prima procesada. Estamos hoy en unos 600.000 litros mensuales de leche que significa un 40% más respecto de lo que pasaba por la planta cuando nos hicimos cargo de las operaciones”, precisó Cristian Esquivel, presidente de la Cooperativa Nueva Cotar de la Gente, estructurada como empresa recuperada, en diálogo con Punto biz.

En lo formal, hace pocas semanas personal judicial y de la sindicatura constató que la planta ubicada en calle Humberto Primo al 1200 está operativa gracias a los empleados por lo que pese a que la Ley establece que ante un caso de quiebra no se puede mantener una fábrica operativa, en el caso de Cotar se autoriza una dispensa ante el mecanismo instrumentado por los empleados ahora organizados en una nueva empresa recuperada inscripta en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes).

“Con la apertura de la quiebra vemos como un poco más cerca la chance de terminar adquiriendo parte del equipamiento de la fábrica y por qué no el inmueble del establecimiento”, expuso Esquivel sobre los objetivos a partir de cobrarse la deuda que la vieja Cooperativa de Tamberos había contraído con el personal.

Fin de una era

Respecto del decreto de quiebra de la Sociedad Cooperativa de Tamberos de la Zona de Rosario Limitada, lo que se puede decir es que la jueza Beduino avanzó en un pedido de propia liquidación de parte del último comité directivo de la compañía que fundó la marca Cotar, con el tambero Bernardo Arocena a la cabeza.

“No fueron pocos los factores que contribuyeron a la crisi letal de la vieja Cotar, pero en lo personal opino que el acuerdo preventivo al que arribó la cooperativa de tamberos en el marco de un concurso que se inició en el 2000 y que se terminó de pagar el año pasado, fue un esquema que terminó siendo caro para la empresa”, analizó Osvaldo Gallardo, abogado comercialista y a cargo del patrocinio de la entidad ahora en quiebra.

Con la vieja Cotar ocurrió un caso singular. La cooperativa de tamberos finalizó el proceso de pago de su deuda concursal el año pasado y pese a cualquier pronóstico, lejos de terminar el ciclo con sus finanzas saneadas, quedó en coma. “Para pagar la deuda concursal la compañía se comió el capital de trabajo y por eso al cierre del recorrido el convenio de pago estaba cumplido pero se había ocasionado una nueva deuda del orden de los $4.000 M. Para volver a pedir el concurso había que esperar dos años y la fábrica no tenía chance de subsistir, de ahí es que los empleados se organizaron y armaron la cooperativa de trabajo”, mencionó Gallardo, ante Punto biz.

Si bien el proceso de quiebra está recién iniciado y hay plazo de verificación de créditos hasta septiembre, cómo será el proceso de cancelación de las deudas mediante la liquidación de los activos de la vieja Cotar es una incertidumbre. “Como ex empleados y reclamando una deuda entre indemnización y aportes a la seguridad social que alcanza los $1.100 M tenemos prioridad frente a otros acreedores, hecho que nos permitiría hacernos de parte de los bienes de capital”, sostuvo Esquivel.

“Al margen de la deuda laboral hay un rojo acumulado importante ante la Afip, la API, Aguas Santafesinas y la Empresa Provincial de la Energía (EPE). Puntualmente la compañía de energía ha sido la que ha hecho los reclamos más importantes”, planteó Gallardo

La EPE, por caso, logró que le embarguen el campo a Bernardo Arocena, el último presidente de la vieja Cotar, que ahora está concursado y tratando de lograr que le retiren la inhibición.

Durante la etapa concursal iniciada a principios del milenio la vieja Cotar los activos quedaron seriamente comprometidos. En 2011 se remató la fábrica de quesos de la compañía en la localidad de Totoras. La misma suerte corrieron un criadero de cerdos y una feria ganadera ubicada en el estratégico cruce de las rutas 9 y A012, en jurisdicción de Roldán.