Rosario recibió a un evento que desafía cuerpo y mente: 84 km de running

Este fin de semana, cinco rosarinos llevaron adelante un desafío físico y mental sin precedentes en la ciudad: correr 84 kilómetros en 48 horas, divididos en 12 recorridos de 7 km, saliendo cada cuatro horas desde diferentes puntos icónicos de Rosario. La propuesta, bautizada Misión Übermens, reunió a Mariano Di Marco Kelly, Juan Pablo Di Marco Kelly, Facundo Domínguez, Gastón Lassaga y Gaspar Mac, quienes conforman la primera Übermens Tribe.

Lejos de ser una competencia, Übermens nació como un experimento: poner a prueba el cuerpo, la mente y el espíritu en un formato que desafía la lógica y abraza la presencia absoluta. Sin podios, sin medallas, sin ganadores. Sólo voluntad, hermandad, esfuerzo y esa fuerza interna que aparece cuando el cuerpo pide parar, pero el alma dice que no. Una ciudad como escenario. Una experiencia que marcó a todos.

Durante dos días, Rosario fue parte activa del desafío. Cada recorrido tuvo como punto de partida un lugar emblemático:

● Parque España, Silos Davis, Monumento a la Bandera, Peatonal Córdoba.

● La Florida, Bv. Oroño, Parque Independencia, Puerto Norte.

● Anfiteatro, Puente Rosario–Victoria y Calle Recreativa.

Doce salidas, doce climas diferentes, doce maneras de ver despertar, vibrar o habitar la ciudad. La misión convirtió a Rosario en un mapa emocional en movimiento.

“Hay experiencias que no se entienden, sólo se viven. Esta fue una de ellas. Cada salida tenía algo distinto: el silencio de la madrugada, el viento del puente, la energía del río, la ciudad despertando. Rosario se volvió parte del equipo”, expresó Facundo Dominguez, uno de los integrantes de la tribu.

Más que correr: una ruptura

El concepto nace de una idea simple pero poderosa: ir más allá del rendimiento físico. Ubermens —“superhombre”— no se presenta como un desafío deportivo, sino como un acto de ruptura personal.

“No es un desafío, es una ruptura. Dormimos poco, corrimos mucho y compartimos todo. Aprendimos que la voluntad es más fuerte que el cansancio y que la hermandad sostiene cuando las piernas ya no hablan”, resumió Mariano Di Marco Kelly, quien impulsó la idea junto a su hermano Juan Pablo.

Lo que se vivió no fue sufrimiento —aunque por momentos lo rozó—. Fue ese lugar único donde el cansancio convive con la presencia, donde el cuerpo se vacía pero el espíritu se enciende.

“Corrí muchas distancias, pero nunca algo así. No es la cantidad de kilómetros, es el formato: correr 7 km cada 4 horas te parte los ritmos, el descanso y la cabeza. Te obliga a resetear doce veces. Es distinto a todo. Ese fue el verdadero desafío.”, señaló Gastón Lassaga, ultra maratonista e integrante de la tribu.

Una tribu, una misión y un cierre que es comienzo

La Misión Übermens no terminó el domingo al mediodía. Para sus protagonistas, apenas despertó. “Crecer duele un poco, avanzar cansa y aun así vale la pena. Volvimos distintos. Con ganas de más”, agregó Gaspar Mac.

El proyecto tiene la intención de convertir esta experiencia en un movimiento que invite a más personas a desafiar sus propios límites desde un lugar consciente, humano y colectivo.