Patearon el tablero y apuestan a que los chicos vuelvan a jugar sin pantallas

Una pareja de profesionales decidió combinar sus conocimientos de negocios con la rutina como papás y salieron al ruedo con dos emprendimientos que tienen el mismo espíritu: invitar a los chicos a jugar de manera creativa y sin pantallas. Marianela Chehem, ingeniera industrial, está al frente de Chuli a pintar, marca que diseña y fabrica kits de arte en remeras, mientras que Juan Esteban Morelli, economista, fundó Tataé, que lleva la pasión por los clubes de fútbol a rompecabezas pensados para armar en familia.

A la idea de Chuli se la deben, en parte, a uno de los hijos de la pareja. Era su cumpleaños y no quería vestirse con cualquier prenda: pidió ponerse un buzo pintado por él mismo. “Me costó mucho encontrar algodón de buena calidad, telas que no se borren, fibrones buenos. Me metí en tema antes de convertirlo en Chuli”, contó Chehem en diálogo con Punto biz. El buzo fue un éxito en el festejo, y esa primera respuesta puso la semilla del emprendimiento. "A los más chiquitos les fascina porque pintar la ropa es como hacer algo prohibido y a los más grandes les atrae que la ropa tenga su propia impronta”, contó la emprendedora.

El kit de arte de Chuli incluye remera 100% algodón, caja de 8 marcadores permanentes para tela (aclaración importante: todo puede pasar por el lavarropas y no se borra) y una mochila que también tiene dibujos para pintar; además de las instrucciones de uso. Los diseños de las remeras fueron especialmente realizados por una diseñadora infantil; con diferentes temáticas, para adaptarse a las preferencias de los chicos (animales de la selva, autos, vida en el mar). Tienen talles para niños de 2 a 10 años. 

El club de tus amores, pieza por pieza

Al mando de Morelli, Tataé promete “rompecabezas hechos con pasión argentina”. Pensado para todas las edades (los diseños arrancan de 20 piezas, apto desde los 3 años), son imágenes inolvidables de los estadios de Newell's, Rosario Central, River y Boca y también ilustraciones referentes a esos clubes. “La idea es juntar algo que apasione a los chicos y también al resto de la familia. La pasión por un club se transmite, y el plan de armar un rompecabezas puede hacerlo un chico solo o compartirlo”, contó Morelli.

La aparición de rompecabezas con los clubes argentinos es novedad en el mercado: "Solo se conseguían algunos genéricos de estadios de afuera”, dijeron los emprendedores, que atienden tanto al consumidor final como al canal mayorista. A semanas de su lanzamiento, Tataé ya cerró trato con la tienda oficial de Rosario Central, que los comercializa, y se encuentra en conversaciones con clubes y jugueterías de todo el país.

Sin pantallas es mejor

Si bien los emprendimientos caminan por separado, tienen en común la motivación de sacar a los más chicos de las pantallas. “Nuestros juegos invitan a la creatividad y al juego tranquilo, requieren concentración y son durables”, remarcó Chehem. Además, están pensados para pasar tiempo en familia: “Convocan incluso a diferentes generaciones, como abuelos y nietos a armar rompecabezas o pintar”.

Ambos son profesionales y emprendedores, pero juntos son una familia de cinco integrantes. Fue la experiencia criando a sus hijos lo que los impulsó a proponer otra forma de jugar, incentivando la creatividad y las experiencias para los más chicos. “A futuro, la idea es incorporar otros juegos de fútbol en Tataé y otros motivos para pintar en Chuli, siempre haciendo hincapié  en estimular a los chicos a pensar, a frenar y darse tiempo para divertirse compartiendo”, concluyeron.