Le colgaron cartel de venta a una de las últimas estaciones del centro

Después de 30 años de trayectoria en la misma esquina, la estación de servicio de Mitre y Zeballos busca cambiar de dueño. El titular del surtidor de GNC, uno de los últimos en su tipo en el centro de Rosario, puso a la venta el fondo de comercio y ofrece en portales de internet el negocio en funcionamiento.

Si bien surgió bajo otra bandera, la estación tuvo su época de esplendor en los 2000 cuando integró la red de la marca Eg3, empresa que llegó a competir con la líder YPF y las multinacionales Shell y Esso. En efecto, Eg3 logró acomodarse en el mercado con un 10% del total de las ventas y unas 600 estaciones de servicios con la marca y la imagen de la empresa. En Rosario controló varias posiciones, entre ellas una la esquina de Rioja e Italia y, por supuesto, la mencionada de Mitre y Zeballos.

Con la salida de Eg3, la estación del macrocentro pasó a trabajar con “bandera blanca”; es decir sin marca y así se mantuvo hasta el día de hoy. “Al principio trabajó bajo los colores de Eg3, pero después no volvió a tener marca. Tiene la particularidad de que nunca vendió combustible líquido, solamente GNC. Con la situación que estamos pasando hoy es muy difícil valuar una estación de servicio y en el caso del GNC hay que tener en cuenta el mantenimiento de los compresores, qué es lo más valioso”, describió a Punto biz Daniel Giribone, integrante de la comisión directiva de la Cámara de Estaciones de Servicios de Rosario (Cesgar).

De acuerdo al aviso publicado en el portal Zonaprop, el propietario ofrece a la venta el fondo de comercio de la estación de servicio funcionamiento. El inmueble dispone de dos compresores, tres surtidores con seis mangueras de carga, un “snack bar”, oficina y área para depósito. La estación “blanca” tiene dos plantas, distribuidas en un total de 1200 m2 de superficie y seis cocheras. 

La ex Eg3 es una de las pocas estaciones de servicio dedicadas al expendio de GNC que quedan en el centro de Rosario y su “confitería” es aún luego de tres décadas de historia parada obligada de taxistas y remises que recorren la ciudad.