Jaque al clan Barrionuevo, una dinastía con medio siglo al frente de un gremio

Los allanamientos que en las últimas horas solicitó la Unidad de Delitos Económicos sobre el Sindicato de Obras Sanitarias a partir de una denuncia por administración fraudulenta volvieron a concentrar la mirada sobre un gremio que está manejado hace más de cinco décadas por el apellido Barrionuevo.

Las acciones ordenadas por el fiscal Sebastián Narvaja este martes incluyeron la irrupción al domicilio particular de Silvio Barrinuevo, actual secretario general de la entidad. Se trata de una vivienda de gran superficie en el country Aguadas ubicado Funes, donde las Tropas de Operaciones Especiales (TOE)  secuestraron dinero en efectivo en pesos y dólares.

Silvio es segunda generación de la dinastía creada por Oscar “Rabanito” Barrionuevo, quien asumió la conducción de Obras Sanitarias sobre finales de los años 70. La figura de delegado que detentaba en la democracia se convirtió en la de interventor designado por la dictadura militar, un paso que lo terminó por consolidar al frente del gremio. A partir de allí quien logró sobrevivir a  coyunturas gremiales complejas y construir poder político propio. Fue la pata sindical de la "cooperativa" que gobernó la Provincia en la vuelta de la democracia, y llegó a ocupar el Ministerio de Trabajo. También fue diputado provincial y tres veces secretario general de la CGT de Rosario. 

Cuando llegó la  privatización de la vieja Dirección Provincial de Obras Sanitarias (Dipos) que dio paso a la irrupción del grupo Suez con la creación de Aguas Provinciales de Santa Fe ya era un hombre fuerte se esa corporación, y por su oficina pasaban muchas de las decisiones clave de la empresa. Ese poder se robusteció a partir de la inclusión de un representante de los trabajadores en el directorio de la firma. Luego llegó la reestatización de la compañía para transformarse en un sociedad anónima controlada en un 100% por el estado santafesino, hecho que ocurrió durante la última gestión del gobernador Jorge Obeid, pero su poder se mantuvo incólume con el paso de los años. 

Aunque todavía no se conocen los detalles de la denuncia que derivó en los allanamientos capitaneados por el fiscal Narvaja, sí se sabe que el gremio de Obras Sanitarias navega en aguas turbias a partir del paso al costado que dio “Rabanito” en 2019 con 75 años de edad.

La decisión del veterano dirigente de retirarse por dificultades de salud expuso divisiones en la sucesión familiar. Es que como si se tratase de una empresa, la comandancia de la institución es disputada entre Silvio Barrionuevo, hoy al frente, y Oscar Guevara, secretario gremial y sobrino de “Rabanito”.

“La lista opositora con la que disputamos la conducción gremial apenas si tiene 50 avales”, se pronunció en medio del operativo policial sobre la sede de San Luis al 2100, Mario Iñon, secretario de finanzas de Obras Sanitarias en claro respaldo a Silvio Barrionuevo. Este último, por lo pronto logró sortear varias impugnaciones que promovieron los contendientes eleccionarios y pudo incluso adelantar el acto comicial, previsto para dentro de un mes. 

La fractura se precipitó sobre finales del año pasado, hasta entonces Silvio Barrionuevo y Oscar Guevara al parecer hasta planificaban juntos un viaje de vacaciones.

Si bien hay expectativa sobre lo que pueda desentrañar la investigación del Ministerio Público de la Acusación (MPA) a partir de puntas que hablan de viajes a Panamá y negocios espurios de parte de la entidad sindical, lo cierto es que el futuro de Obras Sanitarias es seguido de cerca por jugadores de peso en la vida empresarial.

Por un lado se plantea que los Barrionuevo participan en sociedades que tienen un rol destacado en el esquema de licitaciones que pone en marcha Aguas Santafesinas. Por el otro, es conocido el negocio inmobiliario en el que juega Obras Sanitarias, que es propietaria del terreno donde se levanta el complejo comercial y habitacional Mio, que lleva adelante la firma Pecam al lado de la planta potabilizadora que construyó la administración socialista de Bonfatti en Granadero Baigorria.

Expedientes en la Justicia

Al margen de la investigación que lleva adelante ahora el MPA, el derrotero de “Rabanito” en la Justicia tiene varios capítulos que salpican no solo la actividad gremial, también su vida personal.

A la hora de la enumeración de casos, es imposible soslayar el culebrón que involucró a su actual pareja Vivian Noemí Orellano, a quien el dirigente denunció en 2014 por presunto intento de envenenamiento e hizo echar del cargo que detentaba en Aguas Santafesinas. La empresa provincial pagó una indemnización superior al millón de pesos en 2017 aunque luego sobrevino un intento del sindicalista para reincorporarla.

Es que tras el sobreseimiento de Orellano en la causa que le había iniciado su ex pareja, la relación se compuso y fue así que “Rabanito” presionó sin éxito para que su compañera vuelva a ASSA. Lo que siguió fue, con un reclamo judicial mediante, la postulación de la mujer para ocupar la representación gremial en la conducción del Ente Regulador de los Servicios Sanitarios (Enress).

Sobre la mutual ligada a Obras Sanitarias, además, hubo una denuncia a principios de la década pasada por la recepción mensual de fondos para comedores y copas de leche que nunca entregaba. La acción fue promovida en ese entonces por la SIndicatura General de la Provincia y se posicionó sobre el Programa Social Nutricional (PNUT) por el que la Asociación Mutual del Personal de Obras Sanitarias (Amapos) había cobrado $5.075 mensuales para derivar a los comedores que la entidad apadrinaba. La planta nunca llegó a tres espacios que tienen curiosos nombres: Rabanito I, Rabanito X y Los Rabanitos