Inteligencia Artificial en la fábrica: qué conviene confiarle al algoritmo

 Inteligencia Artificial no es futurismo: son sistemas que pueden replicar acciones y comportamientos que antes solo podían realizar personas. “Pueden reconocer ciertos patrones en imágenes, en sonidos o en bases de datos de gran volumen. También pueden comunicarse con seres humanos en lenguaje natural”, ejemplificó Juan Pablo Manson, docente de la Tecnicatura en IA de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), diplomado en Transformación Digital e Industria 4.0 y CTO de Wiener Lab.

Antes de aplicar IA en la fábrica, hay condiciones previas que tienen que estar dadas y no lo están en la mayoría de las plantas. “El paso cero es desterrar los papeles y que todo pase por un software de gestión, que hoy está en la mayoría de las empresas. Después tenés que empezar a tener sensores en las máquinas que se vinculen con el soft y generen datos. Para eso, todas las máquinas tienen que estar en red. Una vez que se esté generando el volumen de datos en el proceso productivo, podés empezar a trabajar con sistemas de IA que generen modelos predictivos. Todos son pasos importantes”, enumeró Diego Zinggerling, director de Unraf Tec, agencia de la Universidad de Rafaela dedicada a vincular los recursos de los profesionales especialistas en Industria 4.0 a las empresas de los diferentes sectores de la producción.

Una solución que está teniendo buena aceptación en las fábricas son las cámaras inteligentes, con las cuales se aplica vision computer (visión por computadora). “A medida que se genera el video el dispositivo analiza las imágenes y detecta fallas en el producto, realiza el porteo de forma automática y sabe qué cantidad de botellas que pasaron tenían problemas y qué fallas tenían, con lo cual puede realizar un diagnóstico. El control de calidad es el uso más habitual, pero también hay cámaras para seguridad”, señaló Manson.

Determinar qué inversión precisa destinar una fábrica para montar un sistema de cámaras inteligentes es una tarea casi imposible sin analizar casos particulares. “Para una línea de producción para control de calidad puede oscilar entre u$s100.000 y u$s200.000, pero poner una cámara para seguridad tal vez va de u$s4.000 a u$s10.000. De todas formas, para estimar una cifra siempre es conveniente analizar el campo de cada empresa, de otra forma los datos pueden resultar engañosos”, opinó Manson.

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