Harina de soja: el mundo suma actores que pondrán a prueba a la Argentina

Con un escenario macroeconómico incierto producto del horizonte electoral de final abierto y una promesa de lluvias que se hace desear luego de tres campañas con bajos niveles de humedad, la cadena de valor de la soja define un futuro que tiene visiones divididas. Los optimistas observan que en términos de rendimiento no se puede caer más bajo y aguardan con esperanza mejores políticas que permitan un despegue del sector o al menos señales desde la dirigencia que posibiliten volver a la senda del crecimiento. Quienes observan que Argentina perdió oportunidades frente a otros competidores globales miran de cerca el desarrollo que alcanzó Brasil que aventajó a su vecino en términos de producción de harina de soja y analizan con preocupación algunos “tapados” que amenazan con afectar el mercado mundial de los subproductos del poroto.

Hace apenas 15 días Punto biz reflejaba en Día Cero, la edición digital de domingo, la advertencia que horas antes había deslizado Juan José Blanchard, líder de Louis Dreyfus Company en Latinoamérica durante el panel dedicado a la industria en el seminario de la Asociación Cadena de Valor de la Soja (Acsoja) que se realizó en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

El ejecutivo indicaba que “en pocos años, en 2025 o 2026” con todos los anuncios de plantas nuevas de molienda que se están escuchando “Estados Unidos va a pasar a procesar por encima de 75 millones de toneladas de soja”. Blanchard ponía en valor así el fenómeno del biodiesel de segunda generación “donde las petroleras entran a jugar y se transforma el aceite de soja directamente en diesel renovable”.

El biodiesel de segunda generación es el HVO (aceite vegetal hidrotratado), que a criterio de Blanchard en pocos años “va a representar el 25% en cuanto a energía del total de producción de aceite mundial”.

“Estados Unidos procesando 75 millones de toneladas va a tener una demanda impresionante de aceite, pero le va a sobrar mucha harina y hoy Estados Unidos solo vende harina apenas en el Caribe”, agregó el referente de LDC, que graficó así que Argentina sumará “un competidor en harina de soja especialmente en el sudeste asiático y para eso Argentina tiene que reaccionar hoy”.

El planteo del directivo de Louis Dreyfus Company en Latinoamérica abrió así una arista que vale la pena analizar, sobre todo para entender cuán perjudicial puede ser el fenómeno para Argentina, si es que logra revertir el déficit productivo en soja que viene experimentando por acción de la sequía.

“El tema lo venimos monitoreando desde hace un tiempo y ya en 2022 teníamos bastante modelado el fenómeno, así que enviamos parte de lo desarrollado como ponencia al Congreso Mundial de la Soja, que se hizo en junio de este año en Viena. Lo aprobaron y viajamos a Austria a exponerlo”, indicó Guido D’Angelo, analista de mercados de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) respecto del sobrestock de harina de soja en ciernes a partir del ingreso de Estados Unidos como jugador de peso en el escenario mundial, hecho que derivaría en una caída de los precios internacionales de dicho subproducto.

Lo interesante del caso, más allá de la preocupación que genera en los actores del sector, es que así como se ve venir el problema, también existen alternativas de atenuación.

“Estados Unidos está incrementando considerablemente su capacidad de molienda de semillas oleaginosas para satisfacer sus crecientes necesidades de aceite de soja. Se espera que la capacidad instalada aumente un 28% durante el período 2022-2026. Proyectado con las tendencias de consumo, que aspiran a crecer pero en menor medida, Estados Unidos podría incrementar su oferta exportable de harina de soja en cerca de un 50% en los próximos cinco años, debido a la producción conjunta de harina y aceite de soja”, expuso la BCR en Viena. 

“Sin embargo, las proyecciones del consumo mundial de harina también muestran un crecimiento a un ritmo inferior a los planes de aumento de la producción estadounidense. En este sentido, una potencial sobreoferta mundial de harina de soja podría generar caídas en los precios internacionales de este producto”, anticipó.

El análisis expone el perjuicio directo sobre la Argentina. “La harina de soja es el principal producto de exportación argentino , responsable de cerca del 14% de la canasta exportable nacional”, mencionó D’Angelo.

El informe de la Bolsa de Rosario indicó que el alza del crush estadounidense “se explica en la demanda de aceite de soja, pero no así en una demanda igual de robusta para la harina de soja. La ganadería estadounidense no se proyecta crecer al ritmo que viene creciendo la producción de HVO y su consecuente necesidad de aceite de soja”.

Qué puede hacer Argentina

“Con mejores incentivos, el comercio exterior argentino puede amortiguar el impacto de la potencial coyuntura bajista de los precios de la harina de soja”, indica, por su parte, Julio Calzada, director de Informaciones y Estudios Económicos de la BCR.

Los especialistas concuerdan en que más producción de carne puede ampliar el consumo interno de la harina de soja en Argentina. “Esto de ninguna manera resta importancia al rol clave de la Argentina como primer exportador mundial de harina de soja. Al contrario, Brasil es un caso testigo de cómo se puede posicionar a la exportación de soja y maíz junto con la carne vacuna al mismo tiempo. Nuestro principal socio comercial puede ser el exportador número uno a nivel mundial de estos tres productos sin problemas, en tanto los dos cultivos son insumos fundamentales para la industria cárnica. Y todo lo ha hecho al mismo tiempo que se ha apuntalado el consumo interno de carne en Brasil”.

La posibilidad de explotar mejor la exportación de carne responde a una tendencia alcista de precios a nivel mundial. “No conforme con la mejora en valores, los mercados crecen año tras año. Con este contexto, Argentina puede aprovechar esta suba de demanda para ampliar la inserción externa de sus carnes. Esto conlleva más agregado de valor para los cultivos argentinos y más valor exportado hacia el mundo. Argentina tiene mucho lugar para aprovechar aún más sus ventajas comparativas y competitivas para el desarrollo de la carne, especialmente la carne vacuna”, plantea el informe llevado a Viena por la Bolsa de Rosario

Qué debe pasar

El reporte de la BCR indica que “potenciar aún más el desarrollo del sector ganadero requerirá de enormes esfuerzos que van más allá de lo sectorial. El ciclo productivo de un grano se suele medir en meses, mientras que el ciclo productivo ganadero se mide en años. La estabilidad de reglas de juego y el orden macroeconómico serán esenciales para un profundo agregado de valor y un crecimiento de las exportaciones ganaderas”. El ganado 

Los analistas de la Bolsa mencionan que “las distorsiones de mercado que se vienen experimentando en Argentina atentan contra la estabilidad de los ciclos ganaderos y ponen límites al crecimiento de las cadenas ganaderas nacionales”.

EL Consejo Agroindustrial Argentina habló insistió este año en fomentar “la eliminación de restricciones y derechos de exportación como elementos fundaletamnes que sumados a un tipo de cambio unificado y competitivo, emergerán como decisiones clave para poder encarar este camino de mejora en las cuentas externas argentinas”.

“Tomando en conjunto a la harina de soja y a las cadenas ganaderas argentinas, este conjunto de exportaciones puede crecer más de un 70% en la próxima década. Las exportaciones de carne vacuna pueden crecer más de un 80% y las de lácteos más de un 140%. Por su parte, a pesar de la baja de precios, la harina de soja puede crecer más de un 40% en valor exportado en la próxima década, con perspectivas de un comercio exterior que supere las 30 Mt de harina nuevamente desde la campaña 2028/29”.

Plan de recuperación

“A pesar de las bajas de precio, con mayor producción por mejores incentivos para la cadena, la harina de soja puede aún así fortalecer su penetración en los mercados internacionales. Esto podrá ayudar a recuperar parte de los 30 puntos porcentuales en share del mercado mundial de aceite de soja que Argentina ha perdido en los últimos 15 años. Sin derechos de exportación y con una nueva ley de semillas, Argentina puede ampliar sus cosechas al tiempo que puede posicionarse como el gran industrializador de la soja sudamericana”, apostó la Bolsa en su informe presentado en Europa.