Del garaje familiar al liderazgo en pequeños electrodomésticos

La historia de Liliana SRL comenzó en un pequeño taller de barrio en Rosario y su protagonista principal fue Aaron Jacobson, un porteño que se había radicado en la ciudad, trabajaba en el rubro textil y en su tiempo libre cortaba chapa y creaba productos en el garaje de su casa. Su primer diseño fue una máquina de coser que patentó bajo su apellido. Poco después creó una licuadora. En 1946 registró la marca Liliana, un nombre elegido al azar que terminaría siendo sinónimo de electrodomésticos para el hogar.

Jacobson fabricaba sus propias matrices y moldes, y supo cómo escalar la producción. Compró el terreno lindero a su casa y allí abrió la primera planta. Con el correr de los años la empresa agrandó su catálogo de productos: cortadoras de césped, multiprocesadoras de creación propia y un creciente universo de pequeños electrodomésticos. La incorporación de su hijo Oscar aportó una mirada comercial y estratégica que sumó para consolidar la firma. En los ’80 y ’90 Liliana apostó a la inyección plástica y al ensamble con piezas metálicas. Esa innovación redujo costos sin resignar calidad. A la par, comenzó a producir para grandes cadenas de electrodomésticos y supermercadistas.

La expansión nacional se consolidó con la llegada de sus productos a la capital federal. En 2014, Liliana inauguró una moderna planta de 25.000 m2 en Granadero Baigorria, que integra las áreas de ingeniería, fabricación, ensamble y distribución. La empresa también tiene sus oficinas administrativas en la zona norte de Rosario.

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