Autopartistas ajustan estrategia para dar pelea a las importaciones

En un escenario donde el mercado automotriz argentino da señales de contracción, el autopartismo enfrenta una doble exigencia: defender su lugar en una plaza cada vez más invadida por productos importados y ver cómo adaptarse -o reinventarse- para no quedar fuera de juego frente a los cambios tecnológicos y geopolíticos. 

El grueso de la producción regional hoy se concentra en Brasil y recientemente se confirmó que la nueva pick up de Nissan se fabricará en México y no en la Argentina. Aún así, segmentos como el de las camionetas medianas (nuestro país es el cuarto productor mundial) mantienen un peso específico. En paralelo, el creciente ingreso de vehículos chinos (incluso eléctricos e híbridos que entran sin pagar arancel) con precios competitivos y altos estándares obliga a los empresarios locales a revisar estrategias y posicionamientos.

Más allá de los pedidos puntuales del sector -reforma laboral y una menor carga impositiva-, algunas firmas apuntan al mercado de reposición como alternativa, mientras que otras aprovechan el momento para tecnificarse y explorar nuevos nichos.

Cada cual atiende su juego 

“La foto de hoy es mala, pero si ajustamos algunas variables, la película puede ser otra”, aseguró a Punto biz Carlos Deicas, de Dei-Cas Autopartes, con planta operativa en la ciudad de San Vicente. La reconfiguración de la industria podría no ser simple ni rápida, pero para los autopartistas más pragmáticos adaptarse a los cambios y capitalizar las oportunidades que brinda el contexto es el camino. 

Una de esas oportunidades tiene que ver precisamente con el acceso a nuevas tecnologías, facilitado hoy por la apertura de las importaciones. “Podemos importar máquinas usadas, herramientas e insumos. Eso permite tecnificarnos y tener un producto de calidad”, sostuvo el gerente general de ML Goma, Cristian López. Este enfoque en la tecnificación es respaldado por otros industriales, que coinciden en que la competitividad del sector no depende únicamente de los costos, sino también de la capacidad para mejorar los procesos productivos. Aunque la dualidad persiste: es difícil medirse en precios con China, India o Turquía. "Si vos tenés u$s100.000, hoy podés traer las piezas que hago yo y venderlas", afirmó Deicas. 

La especialización en segmentos de nicho, en lugar de competir por volumen, empieza a barajarse como una salida posible. Graciela Acastello, al frente de Etma S.A., expresó al respecto: “No podemos competir con China en volumen o costos, pero sí en calidad y flexibilidad. Una de nuestras líneas es la ‘Strong’, para camiones y máquinas viales. No es el volumen que le venderías a un distribuidor brasileño, pero nos sirve para compartir los gastos fijos dentro de la planta. Son mercados diferentes y exigencias diferentes para cada línea de producto”. 

Y sumó: “Creo que va a decantar en la adaptación que pueda hacer cada empresa en reinventarse en su propia producción para salir adelante. La esperanza es que se sigan bajando impuestos y costos, y que entremos en un periodo de inflación cero”. 

Con la mirada puesta en sectores como el Oil & Gas y la minería, que hoy tienen un peso creciente en la economía argentina, algunas autopartistas identifican una vía posible de diversificación. Cuentan con maquinaria, procesos industriales y personal técnico, aunque el salto no es automático: se trata de industrias que exigen estándares técnicos más estrictos, tanto en materiales como en procesos, y que requieren de cierta inversión y certificaciones específicas. "Armar una estructura petrolera, por ejemplo, te lleva años, no podés reinventarte en poco tiempo. Y esto es ya, las piezas entran ahora", coincidieron. 

Fernando Pongolini, al frente de la firma rafaelina Pongolini SRL, que se especializa en la producción de guías y asientos de válvulas, le apuntó directamente al mercado de reposición: "Casi no existe más equipo original y producimos para el mercado de reposición. La reposición de autopartes para los motores a explosión es muy grande, van a pasar muchos años hasta que se descarten esos motores y haya solo vehículos eléctricos. Incluso en Detroit se están armando líneas para seguir produciéndolos”. 

Hay lugar en la pista 

Para Andrés Civetta, consultor de Abeceb, el autopartismo argentino todavía tiene aire. Y aseguró que mientras en el país se sigan fabricando vehículos, los autopartistas tendrán parte en el juego: “Los autos que se hacen en Argentina tienen componentes importados, sí, pero también una buena parte nacional. Si la producción no cae y seguimos exportando, el autopartismo va a acompañar”. 

Para Civetta no hay una sustitución masiva de autopartes locales por importadas. De hecho, el tipo de cambio actual, que puede parecer una amenaza por el lado de las importaciones, también abre una ventana para que muchas empresas inviertan en maquinaria y tecnología. “El contexto puede ayudar a mejorar procesos, incorporar industria 4.0, automatización e inteligencia artificial”, apuntó como estrategia para seguir en pista. 

Donde también encontró oportunidades es en la especialización. Argentina se consolidó como el cuarto productor mundial de pick ups medianas, y ese nicho sigue generando trabajo para la cadena autopartista. En cambio, el mercado de los autos es más competitivo y está invadido por la oferta importada, lo que complica a los proveedores locales. Y aunque la electrificación es un tema que ya está sobre la mesa, Civetta cree que no habrá un vuelco total en el corto plazo: “Lo que se viene es un mix: híbridos, eléctricos y vehículos a combustión conviviendo. Y mientras eso pase, hay espacio para todos, incluso para los que fabrican piezas para motores tradicionales”.