A dos años del cierre, hay sucesor para la parrilla "Lo Mejor del Centro"

Ubicada en Santa Fe al 1166, la parrilla “Lo mejor del centro” era de uno de los comedores más tradicionales de Rosario y toda una referencia en la llamada “calle de los bancos”. En enero de 2007, tras una larga crisis financiera el restaurante bajó la persiana pero un mes después, sus trabajadores tomaron el local y formaron la primera parrilla cooperativa de Rosario. La experiencia tuvo más bajas que alzas hasta que la pandemia terminó por enterrar el proyecto gastronómico. Ahora asoma un nuevo emprendimiento en el histórico espacio céntrico que promete hacer ruido. 

Se trata de “Que sea rock”, un complejo para eventos y recitales que verá la luz en 2023. El proyecto es de carácter autogestivo y lo lleva adelante un grupo de artistas locales nucleados en la Asociación Civil de Productores Culturales Independientes y Músicos Autogestionados (Acpcima) que impulsa la puesta en marcha de un nuevo reducto para organizar shows en la ciudad. “Estamos recuperando un lugar que estaba abandonado en el microcentro de la ciudad. La idea es construir un multiespacio pensado para enseñar a crear, a producir e inspirar, donde la comunidad de emprendedores, profesionales, artistas, empresas relacionadas y diseñadores puedan mostrar sus logros y sus proyectos, compartir y conectarse con otros profesionales del sector”, dijo a Punto biz Salvador Valenti, vicepresidente de Acpcima y uno de los socios detrás del proyecto.

El futuro complejo de eventos cuenta con un amplio salón, espacio gastronómico y de entretenimiento con escenario, cocina, camarines y patio para eventos al aire libre. “Queremos con esto acompañar a las producciones culturales y creativas a recuperarse de la crisis que significó para el sector la pandemia y aprovechar las nuevas oportunidades que están surgiendo en el escenario actual”, opinó Valenti, impulsor de la iniciativa junto a Javier Yorgovan, presidente de la asociación civil. El local cuenta con una superficie total de 450 m2, 310 m2 de los cuales corresponden a un área cubierta y 140 m2 al patio; dos espacios diferenciados que pueden ser utilizados para todo tipo de eventos.

Por estos días avanzan a buen ritmo las obras dentro del lugar para adaptarlo a los nuevos usos, que incluyen la acustización del local e incorporación de tecnología, y si todo marcha bien y llegan a tiempo las habilitaciones municipales, la idea es poder abrir a mediados de enero. “Hay mucha expectativa también de vecinos del barrio por conocer el nuevo lugar, sobre todo porque puede generar también actividad nocturna en el centro”, describió Valenti quien destaca que se trata de un emprendimiento "a pulmón".

En un principio, "Que sea rock" abrirá sus puertas de miércoles a domingo por la noche y no tendrá actividad diurna aunque sus dueños no descartan en un futuro y acorde a la demanda, sumar actividades durante el día. "El lugar está disponible para que músicos, bandas y productores locales, nacionales e internacionales organicen sus shows, algo que entendemos le falta a la ciudad", remarcó Valenti sobre el complejo que tendrá una capacidad aproximada de 500 personas. 

Un clásico de la ciudad

Durante tres décadas “Lo mejor del centro” fue un punto de encuentro para oficinistas y visitantes del centro en general que acostumbraban a realizar una parada para disfrutar de los típicos platos de carne a las brasas. Enclavado en el medio de la zona bancaria se convirtió en unos de los últimos refugios para salir a comer en el golpeado centro de Rosario. Resistió como empresa recuperada por sus trabajadores, que remaron el proyecto a viento y marea, pero la cuarentena estricta por el coronavirus fue un golpe de knock out del que no pudo levantarse.  

Forzados a trabajar con delivery primero y gradualmente con restricciones y capacidad limitada dentro del local, la parrilla debió cerrar a finales de 2020. Pese a que volvió a abrir en cada relajamiento de las restricciones por la cuarentena, sin bancos ni teatros abiertos y con trabajadores en modo home office, la actividad se hizo muy cuesta arriba. La cooperativa entró en un espiral de deuda que no pudo remontar.    

Tal es así que los trabajadores tuvieron que poner a la venta toda la infraestructura: vajilla, cubiertos, heladeras, mostradores, utensilios, mesas, sillas, equipos de aire acondicionado. Acto seguido, la cooperativa se disolvió. Ahora bajo una línea de trabajo similar, de caracter autogestivo e independiente, el local vuelve a vivir en el corazón del centro de Rosario.