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Fuente: Patricio Gómez di Leva, Docente de la Cátedra Libre de Sexualidad y Salud Reproductiva de la Faculta

Salud

¿Qué relación tienen los ataques de pánico con el sexo?

Por Redacción

“Me fui acelerando, empecé a sudar, los latidos aumentaban, sentí un hormigueo en todo el cuerpo y empecé a tener temblores, todo esto en segundos, hasta que sentí que perdía el control y…”. Hasta acá podría ser la descripción de una acalorada relación sexual. Pero esta sensación de pérdida de control, en lugar de terminar en orgasmo o en una “petit mort”, como lo llaman los franceses, son las sensaciones que muchas personas sienten en el momento que tienen un ataque de pánico.

Lo que tiene en común el ataque de pánico con el orgasmo es la sensación de pérdida de control, pero la principal diferencia es que en un caso es placentero y, en el otro, absolutamente displacentero. Veremos a continuación cómo todo esto se confunde, y el miedo al ataque de pánico se transforma en un obstáculo para la sexualidad.
 
La ansiedad es una respuesta emocional que tiene una función importante relacionada con la supervivencia. Al igual que el miedo, la ira, la tristeza y la felicidad son sensaciones que nos permiten distinguir situaciones que pueden ser peligrosas o placenteras. Nuestro cuerpo nos da señales para que estemos alertas.
 
La ansiedad no siempre es patológica. Niveles moderados o leves de ansiedad pueden ser de utilidad en algunas situaciones porque aumentan nuestra atención y motivación, pero el problema aparece cuando estos niveles son tan elevados que se transforman en un obstáculo. Esa ansiedad que sentimos antes de una cita, o de un primer encuentro sexual, puede llegar a ser placentera. Y probablemente los niveles de ansiedad aumenten en forma directamente proporcional al interés que tenemos por esa persona, pero cuando llegan a niveles que nos impiden el encuentro, es cuando estamos en problemas.
 
La ansiedad existió siempre, pero hoy vivimos a un ritmo tal y en ciertas condiciones de estrés que se convierten en tierra fértil para que la ansiedad se dispare. El trastorno de pánico, conocido como “ataque de pánico”,  es un  trastorno de ansiedad que tiene consecuencias negativas y muy desagradables para la persona que lo sufre y, en este contexto, la sexualidad no queda afuera.

La mayoría de los problemas sexuales por los que la gente consulta tienen que ver con altos niveles de ansiedad que obstaculizan la respuesta sexual. El caso más claro es el que los sexólogos llamamos “ansiedad de rendimiento”: esa necesidad de ser Superman o la Mujer Maravilla en la cama. Esta exigencia eleva la ansiedad a niveles donde la respuesta sexual se bloquea.
 
Pero, ¿qué le puede pasar a una persona que ha sufrido uno o varios ataques de pánico a la hora de tener un encuentro sexual? Si bien la causa especifica del ataque de pánico no siempre es evidente, sabemos que puede ser desencadenado por estrés, miedo e incluso por la actividad física. Y no nos tenemos que olvidar que el sexo es actividad física, por eso el temor a tener un ataque de pánico durante el encuentro hace que muchos lo eviten o corten justo en los momentos donde empieza lo mejor.

También  sucede que, cambios normales que ocurren durante el encuentro sexual, como por ejemplo el aumento de los latidos cardíacos, son percibidos como una amenaza y esto se asocia a lo que se llama “ansiedad anticipatoria” o “miedo al miedo”, con lo cual el sexo es vivido como una actividad que puede disparar uno de los tan temidos ataques.
 
Lo fundamental en estos casos es trabajar para resolver el trastorno de ansiedad, y paralelamente ocuparse de ir recuperando la vida sexual. Puntualmente para esto último,
se recomienda comenzar a tener relaciones en forma paulatina y,  antes del coito, experimentar masturbándose para transitar la experiencia en un contexto lo más relajado posible. Luego, de a poco, ir aumentando la intensidad de los encuentros en la medida en que se vaya ganando confianza.

Es importante que la persona que nos acompañe esté al tanto de la situación, porque eso hace que estemos más seguros, contenidos y, además, permite que la persona esté preparada para entender la situación.
 
Lo más importante es saber que los ataques de pánico son un problema que se puede superar y que todos los ámbitos de la vida, incluyendo el sexual, vuelven a su normalidad después de un tiempo.

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