"Queremos exportar nuestros diseños y ser lìderes en Latinoamérica"

Punto biz festejó sus primeros 20 años con la realización de un documental, dirigido por el reconocido Héctor “Nene” Molina, que repasa en relatos la experiencia de 20 empresarios y emprendedores que marcaron el rumbo de los negocios en estas dos décadas. En esta oportunidad, Ignacio Imaz, CEO de Crucijuegos, habla de los objetivos fundantes y la actualidad de la empresa. Mirá el video.

En el primer nivel del ascenso al Pan de Azúcar, la atracción turística más emblemática de Río Janeiro, hay una estación de juegos infantiles fabricada en Rosario. El dato puede sonar anecdótico, pero en realidad representa la gran expansión de Crucijuegos. La principal conquista fue en el país y se refleja en un porcentaje: “El 80% de los municipios argentinos instalaron al menos uno de nuestros juegos en sus plazas”, asegura Ignacio Imaz, el CEO de la compañía. Y si bien el despegue de la compañía tal como hoy la conocemos -una fábrica exportadora de 450 empleados- comenzó hace 20 años, cuando Ignacio se puso al frente, la historia de Crucijuegos había comenzado mucho antes, con una historia de familia.

“Desde que tengo uso de razón, en casa no alcanzó el mango, pero mi viejo siempre laburó: vendió autos, tuvo videoclubes, una distribuidora y hasta una productora de películas”, contó Imaz. Le empezó a ir muy bien cuando incursionó en el rubro peloteros: “Primero puso uno sobre ruedas y lo llevábamos a las exposiciones y después comenzó a fabricar. En un momento el boom era total, había uno por cuadra”, recordó.

La cosa andaba bien e inauguraron locales de fiestas con peloteros, sumaron videojuegos y hasta pista de autos chocadores. “Entre el 92 y el 96, con mi viejo abríamos sucursales viajando en su Renault 21 a gas, mi hermano y yo lo acompañamos siempre. Yo tendría unos 12 años pero había que trabajar, no recuerdo haber ido a una cancha de fútbo ni un fin de semana”, recuerda

El tropezón que no fue caída

En 2001 habían terminado de abrir una sucursal en el Hiper Libertad con una inversión millonaria, pero la crisis económica los golpeó fuerte. Recuperarse llevó un tiempo, pero Ignacio reconoce que, en la incomidad, aparece una fuerza que lo potencia. “Así como a los 10 años me construí una cama arriba del lavarropas porque ya no quería dormir en la habitación con mis hermanos, cuando nos golpeó la crisis del 2001 también me apareció esa urgencia por encontrar mi lugar”, confesó.

En 2003 se puso al hombro la empresa familiar. Primero quiso volver a fabricar peloteros, pero ya había demasiada competencia. La posibilidad de los juegos apareció de casualidad, cuando las plazas argentinas todavía tenían el caballo de madera, el tambor y un tobogán de chapa. “El intendente de una localidad de Córdoba, Villa del Rosario, me dijo que quería algo distinto, a medida, un pelotero al aire libre para la plaza. Así que me senté en una estación de servicio y le dibujé una estación de juegos en una servilleta”, relató.

Para Imaz fue una revelación. “Ya sé que voy a hacer: le voy a vender plazas a los municipios” le anunció a su papá. Y dice, entre risas, que a la respuesta no se la olvida nunca más. “¿Viste que te dije que te iba a echar si no encontrabas qué hacer? Estás despedido, el que le vende al Gobierno se funde”, le aseguró. Pero el despido nunca llegó y la familia volvió a trabajar, codo a codo, para salir adelante.

Jugar al éxito

Los productos de Crucijuegos se esparcieron por los parques públicos, jardines de infantes, colegios y casas, desde Ushuaia hasta La Quiaca. Hoy la fábrica tiene 450 empleados y recientemente culminaron una nueva planta de 11.000 m2, donde están finalizando un edificio de cinco pisos de oficinas, que sumará otros 2.500 m2. Exportan principalmente a Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay y España. También lograron llegar a El Salvador y a cadenas hoteleras de República Dominicana (de hecho, antes de la suba desbocada del dólar, habían logrado que el 15% de la producción se despache al exterior).

En el camino, Imaz tiene decenas de anécdotas de esas que hacen a la leyenda del emprendedor. Como cuando le vio “ganas” a quien iba a buscar cartones a su fábrica, pidió que lo contrataran y hoy es su jefe de Despacho. O cuando su hermana tuvo que hacer un tratamiento en el Fleming, y de tanto observar sillas de ruedas terminó creando juegos integradores: “Hicimos hamacas y calesitas para silla de ruedas. Exportamos 4 camiones de juegos integradores a Chile, que hoy están instalados en las plazas públicas. También llegaron a Uruguay y España”, se enorgullece. “Crucijuegos es una empresa de triple impacto, realmente pensamos en crear un producto que genere un valor para la gente”, expresó. En tren de innovar, diseñaron aparatos para hacer ejercicios, hoy fácilmente identificables por sus colores amarillo y rojo: “Llegamos a vender 1.350.000 en Argentina”, contabilizó.

Meta: la cima de Latinoamérica.

“Para 2024 vamos a incrementar nuestra producción en un 80% y buscamos ser la empresa número uno en Latinoamérica”, afirmó y agregó:”Además, tengo un Cruci 2030 en la cabeza”. Imaz se refiere a un cambio de marca que realizará la empresa, ya que sumarán nuevos proyectos. “Estamos saliendo con la línea de mobiliario urbano de diseño y suelos de caucho con la marca Bongo, además de solados, baldosas, luces de diseño y seguimos tirando ideas”, le contó a Punto biz. Para Imaz, Argentina es cuna de diseñadores, y su objetivo con Cruci es exportar conocimiento: que las ideas salgan de aquí y puedan materializarse en otros países.