Venían para atrás, abrocharon contrato con los grandes y maceran ampliación

La láctea santafesina Alloa Vanguard venía de unos meses difíciles. Especializados en la fabricación de queso azul, la firma de la familia Cassina capeó una caída brusca en las ventas a partir de agosto, en línea con la baja del consumo en el mercado interno. Pero la crisis empujó los remos y terminaron alcanzando una meta de larga data: cerraron los primeros acuerdos para meter sus productos en cadenas de hipermercados, como Coto, Jumbo y Chango Más. 

Esto les permitió compensar la baja de los últimos meses, y sacar del cajón un proyecto de ampliación que rendiría frutos en los próximos tres años, y que implica la incorporación de una tina quesera, y la ampliación de en unos 400 m2 de las cámaras frigoríficas en su predio productivo de Cañada Rosquín.

“Nuestro objetivo era llegar a las góndolas para poder sumar escala. Si todo va bien, el norte es arrancar 2025 habiendo duplicado la producción. Esperemos que la economía nos acompañe”, dijo Franco Cassina, uno de los titulares de Alloa Vanguard.

En rigor, el crecimiento no solo se apalanca en la incorporación de nuevos canales de venta, sino también en las exportaciones. “Estuvimos adecuando la planta durante años para certificar normas HACCP, y en diciembre nos vamos a convertir en el primer tambo certificado por Iram por buenas prácticas y tecnificación. Gracias a eso, vamos a despachar el primer envío a Uruguay, y la idea es abrir mercados también en Paraguay, Chile y Brasil”, señaló Cassina. 

Mientras, siguen sumando quesos premium a su línea que se comercializa en todo el país. El último lanzamiento fue un queso azul al Malbec, y en breve sigue una variedad que promete: el blue bert, que combina un corazón de queso azul con una cubierta similar al camembert. 

Un descubrimiento estimulante

Otro negocio que viene avanzando de la mano de una alianza entre científicos del Inta y Alloa Vanguard es un bioestimulante para cultivos fabricado en base al suero de leche que se obtiene durante el proceso de fabricación de quesos. Los Cassina hicieron, primero, una primera prueba casera en 180 macetas en su predio, y cuando vieron resultados llamativos llevaron el tema al Inta. Actualmente, un equipo de investigadores lleva adelante el proyecto para determinar su viabilidad. 

“Lo interesante de este bioestimulante es que cerraría el círculo productivo de manera sustentable: terminaríamos utilizando para producir lo que hasta hoy es prácticamente un deshecho”, explicaron. 

En caso de que el desarrollo llegue a buen puerto, la idea es, dentro del predio de la compañía, construir una nueva planta específicamente con este destino.