Un ecosistema que crece pese a todo

Hablar con distintos actores del ecosistema biotecnológico de Santa Fe es hablar hoy de de crecimiento, desarrollo, investigación, emprendedurismo, articulación público-privada, inversión, empleo de calidad y, lo que es más trascendente, un cambio cualitativo en la inserción de la Argentina en el mundo que ya está ocurriendo. Porque aún en medio de la profunda crisis social, política y económica que atraviesa el país y que domina el día a día, ese ecosistema anda, se expande, crece en interrelaciones. 

¿Para qué sirve la biotech? Para dar respuesta, a partir de organismos vivos, a cuestiones que van desde la crisis climática y la escasez de energía, alimentos y agua, a la preservación de la biodiversidad y el tratamiento de enfermedades.

Punto biz, que siguió de cerca esa evolución durante los últimos 20 años, reflejaba en 2003 el reclamo del Cerider (Centro Regional de Investigación y Desarrollo Rosario) por las inversiones comprometidas para generar un Parque Tecnológico en la Siberia rosarina y albergar otros institutos desparramados por la ciudad. En 2004, en tanto, anunciaba la creación del Instituto Nacional de Agrobiotecnología de Rosario (Indear), de la mano de Bioceres, Biosidus y el Conicet.

En la actualidad, el Centro Científico Tecnológico Rosario alberga más de 10 establecimientos dedicados a la investigación –además del mismo Indear-, lo que lo convierte en un actor fundamental para el avance científico y tecnológico, y el progreso de la región. 

Pero eso es solo una parte. Un relevamiento publicado en 2022 por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la provincia de Santa Fe revela que el ecosistema provincial cuenta con 41 instituciones científico-académicas que, de manera específica o parcial, desarrollan actividades biotecnológicas sobre todo en Rosario y Santa Fe.