Arrancaron con un pub de cerveza al paso y hoy ya van por el sexto

Growler aterrizará en un nuevo barrio: el ascendente Abasto rosarino. La marca abrirá su sexta sucursal en la esquina de Pasco y Presidente Roca a finales de agosto.

En este caso, volverán a apostar al formato cervecero, en tanto que el que verá la luz será el cuarto Growler Garage (también integran la cadena Growler Café y Club Growler).

El nuevo bar se extenderá en un inmueble de 100 m2, ofrecerá una carta simple,  y su diferencial será que tendrá un espacio destinado a propuestas musicales y culturales.

De bar a cadena

La historia de la marca empezó en 2018 -pleno boom cervecero-, cuando Ignacio Righi y Guillermo Frisco decidieron importar un formato que ya la venía rompiendo en Europa: los bares de recarga de botellones (growlers). Cortaron cintas del primer bar en Brown al 3000 y en menos de un año -tras la incorporación al grupo societario de Franco Tosto y Joaquín Salgado- pusieron en marcha su segunda sucursal en Alvear 21 bis.

Como no hay dos sin tres, pasó la pandemia y fue momento de salir de Rosario: Growler Garage pisó el jardín de la provincia y llegó a Funes en 2021, hoy inactivo. Al año siguiente, abrieron otro en el Mercado del Patio, pero no se quedaron sólo con la cerveza y redoblaron la apuesta con el café, sumando una cafetería que también abrió en Moreno 1835 (Growler Café).

“A partir del café incorporamos inversores capitalistas, pero conservamos la mayoría accionaria”, comentó Righi a Punto biz. La apertura del sexto local viene de la mano de la incorporación de Ana Poliotto al grupo societario.

Hoy también gestionan el bar del colegio de arquitectos, llamado Colegio, en Belgrano 600, y Club Growler, en Jujuy y Corrientes.

La fórmula de la supervivencia

Al auge de las cervecerías sobrevino su ocaso, y muchas marcas que fueron furor en la plaza local bajaron persiana. Growler, en cambio, siguió sumando aperturas, a la vez que exploró diversidad de propuestas. “Algo que nos permitió durar en el tiempo es que nosotros siempre consideramos que tenía que convivir la cerveza industrial con la artesanal, porque pensamos que en algún momento podía pasar de moda”, reflexionó Righi.

En cuanto a nuevos proyectos, el gastronómico afirmó: “Nos quedó una espina con Funes, porque nos tuvimos que ir de manera forzada. No descartamos la posibilidad de volver”.