Los bares “notables” rosarinos que le dan pelea al paso del tiempo

Los bares notables son parte de la identidad y del patrimonio ciudadano. Pero ¡ojo! … no todos pueden ser bares notables. Antigüedad, diseño arquitectónico o relevancia local son algunos de los ítems que deben reunir para lograr ese estatus. Forman parte del acervo cultural, en sus paredes se respira historia y ofrecen una experiencia única que combina gastronomía con una atmósfera que te transporta a otras épocas. ¿Cuál se te viene primero a la mente? Y sí, el Café Tortoni, La Poesía o Federal; todos de Buenos Aires. Aunque Rosario no se le achica y hoy cuenta con una primera lista de 29 establecimientos notables y una ordenanza que crea el “Catálogo de los Bares y Bodegones Notables de Rosario” para fomentar su puesta en valor. 

Entre dos ciudades riquísimas en cultura y tradiciones y para generar sinergia, se organizó un encuentro entre bares notables de Rosario y Buenos Aires. Como parte de la comitiva local participó la concejala radical Anahí Schibelbein, autora del proyecto de ordenanza, y representantes de cinco bares notables rosarinos que hoy le siguen dando pelea al paso del tiempo con sabores y memoria.

# Bar Junior (Mitre 849) 

Es la parada obligada en la ruta del sándwich si andás por el microcentro e ideal para comer cuando el tiempo no te sobra. Lo elige Fito Páez ¡che! que, antes de que el público viera El amor después del amor, llevó a su hija Margarita a probar estos emblemáticos sándwiches que deleitan el paladar rosarino desde hace más de 70 años. El Bar Junior nació en el ‘53 y hoy está a cargo de la tercera generación de la familia Peláez. “Llegamos hasta acá por mantener la calidad del producto, por ser propietarios y porque la ciudad definitivamente nos adoptó como propuesta”, confió a Punto biz Amparo Peláez, quien ahora comanda el negocio junto a su hermana María José. La receta siempre es la misma -sándwiches frescos y con mayonesa casera-, aunque se fueron aggiornarndo a los nuevos consumos. Eso sí: sin perder la tradición. El sándwich hoy no está presente en la mayoría de los menús y esa es su postal ganadora. 

¿Especialidad? Arrolladito de pavita caliente, El Padrino y Triple Junior. 

# La Sede (Entre Ríos 599)

La Sede, a una cuadra de la Facultad de Humanidades y Artes, también tiene su historia con la Mesa de los Galanes. Fue un reducto de intelectuales y artistas y el “Negro” Fontanarrosa dejó, sin dudas, su huella. La Subsede, debajo del mítico bar, suele poner en cartelera el humor de sus más prestigiosas obras. Enclavado en el histórico Palacio de los Dragones, el negocio tiene nueva gestión desde 2019, pero “siguiendo los pasos de Mario Vidoletti”, uno de los tres socios fundadores del bar. “Como nueva gestión, lo que hicimos fue aggionarlo sin perder esa característica histórica del lugar y darle un toque de modernidad, confort y calidez para que la gente se sienta atraída a permanecer”, sostuvieron Natalia Zuliani y Juan Carlos Gutiérrez Bresó, hoy el frente de La Sede. Se mantuvieron algunos elementos tradicionales como la barra con mosaicos y los faroles de su fachada, pero se remodelaron todos los espacios; hasta la cocina que ahora cuenta con mayor capacidad para elaborar platos. 

¿Especialidad? Picada Notables, pastas caseras y carlito La Sede. 

# El Cairo (Santa Fe 1102)

La Mesa de los Galanes es su principal carta de presentación, aunque no la única. Es un templo obligado para quienes visitan Rosario y un monumento a la bohemia del café. Inmortalizado El Cairo por Fontanarrosa, abrió sus puertas en la esquina de Sarmiento y Santa Fe -hoy rebautizada como Serrat y Fontanarrosa en honor a la amistad que mantuvieron por tantos años- en 1943 y el bar está pegado al cine homónimo. Un clásico: salías del cine y te metías a tomar un café. Arrancó como un típico café con mesas de billar donde los hombres se juntaban para charlar de política y fútbol. Y en la década del ‘70, tras ser remodelado, se convirtió en el punto de encuentro por excelencia de jóvenes intelectuales. Artistas como Fito Páez, Juan Carlos Baglietto y Joan Manuel Serrat pasan de vez en cuando a rendirle honor y es el lugar ideal para pedirte un carlito y leer un libro. 

¿Especialidad? Mendieta con papas fritas, carlito especial y de pollo, y merienda Victoria. 

# Gorostarzu (Italia 299) 

El más viejo de esta lista, el que da batalla en la esquina de Catamarca e Italia desde 1928. Gorostarzu arrancó como un almacén de ramos generales y con el tiempo se convirtió en bar y choppería, con un sistema de enfriado de cerveza que se conserva hasta el día de hoy. Tiene un cartel que dice “servimos el chopp más frío de la ciudad”, y no hay dudas de que eso va a buscar la gente. La esquina, que durante más de 40 años gerenció el propio Gorostarzu, fue testigo de innumerables veladas y partidas sociales de más de tres generaciones que encontraban -y encuentran- en sus mesas un espacio de disfrute y del compartir anécdotas y buenos platos. “La longevidad se consigue transmitiendo los mismos sabores y las mismas recetas con el paso del tiempo, pero también está la dinámica del servicio y de la cocina. Los cambios tienen que ser paulatinos y los dueños tenemos que estar presentes”, precisó Jorge Sauan, gastronómico que tomó las riendas del negocio. 

¿Especialidad? Milanesa marinera, carlitos, lomitos y variedad de tortillas y picadas. 

# Comedor Balcarce (Brown 2093)

Muchos se quedan recalculando si preguntás dónde queda el Comedor Balcarce. Es que para el rosarino el nombre es otro: "el vómito", y no hay discusión. Comías bueno, bonito y barato hasta quedar con la panza bien llena, y de ahí la expresión más coloquial. Donde la zona centro se transforma en Pichincha, en la esquina de Balcarce y Brown, lo encontrás desde 1961. Es un punto que no puede faltar en el itinerario de los locales y en el de muchos estudiantes que buscan sentirse como en casa por sus platos con olor a comida casera. En su interior se conservan algunas reliquias originales del bodegón y fue la tercera generación la que protagonizó una renovación del lugar para atraer a los más jóvenes. “En un contexto donde la velocidad y el cambio son muy valorados, el Comedor Balcarce se mantiene constante con sus platos, con las mismas recetas, y eso es muy apreciado por los parroquianos”, refirió Fernando Santarelli, la cara visible del Comedor Balcarce. 

¿Especialidad? Milanesa especial Balcarce, carne al horno con papas, canelones a la boloñesa, flan con dulce de leche, frutillas con crema y vermú Pichincha.